En el calor de las campañas electorales de casi todos los países surgen personajes con estrategias Maquiavélicas, buscando que el fin justifique los medios, llegando incluso a utilizar campañas sucias y negativas para disminuir a los que generalmente están en la delantera. Para nosotros esta estrategia deleznable lo que demuestra es debilidad y muchas veces falta de propuestas reales. Muchos confunden lo que es campaña negativa con campaña sucia, pero en realidad son 2 estrategias completamente diferentes. La campaña negativa tiende a resaltar los errores y defectos de un adversario y no esta reñida con la ley. Esta generalmente busca que el público advierta el grave error que significaría votar por ese adversario y las consecuencias negativas que esto acarrearía.
Es lo contrario de la campaña positiva, que es la que resalta las virtudes del propio candidato y su partido, que ofrece soluciones, que afirma, que propone. Y es la que debemos profundizar e implementar en una sana democracia como ejemplo a las futuras generaciones. Por otra parte la campaña sucia, ataca al adversario no resaltando sus errores y defectos sino creándolos, inventándolos, distorsionando la realidad y atribuyendo cosas que no son reales y posibles a sabiendas, con el único objetivo de dañar al otro sin importar cual sea el medio utilizado, atravesando las fronteras de la ética, de la dignidad, del decoro y si va reñida con la ley, y esto bueno saberlo y nunca recurrir este método. En nuestro país ha sido una vieja práctica en las últimas décadas, y hasta en los Estados Unidos lo vemos ahora en su campaña electoral, dañando reputaciones, familias e instituciones.
En lo personal siempre nos hemos opuesto a las campanas sucias por todas sus implicaciones y las negativas las rechazamos también por ser una muestra de debilidad y desesperación, porque quien está seguro de su posición y propuestas, no necesita recurrir a estos métodos despreciables.
Fomentemos e implementemos mejor los debates entre los candidatos, frente a frente y de cara al electorado, para que el pueblo sea quien decida quién tiene la profundidad de las ideas y el manejo adecuado para dirigir los destinos de país. Ojalá nuestro presidente Danilo Medida comparezca al debate programado por la sociedad civil y rompa con la vieja práctica de las últimas elecciones de no acudir a los debates quien encabeza las encuestas. Esto aportaría sobremanera a nuestra democracia en desarrollo y como ejemplo a las futuras generaciones que ya lo reclaman a gritos.