El entorno de la estación María Montez, del Metro de Santo Domingo, ha sido convertido en un mercado de pulgas, donde se oferta de todo en improvisados negocios que ocupan las aceras y la entrada de la estación. Sin embargo, donde el problema pasa de bullicio a pandemonio es con la instalación de terminales para “voladoras”, carros y motoconcho, sin que a ninguna autoridad parezca importarle.