Carta de los Lectores Opinión

CARTA DE LOS LECTORES

CARTA DE LOS LECTORES

Los Herodes
Señor director:
De las informaciones que más acapararon la atención en el pasado mes de septiembre, se encuentra la referida al nuncio papal en la República Dominicana, Jozet Wesolowsky de sus prácticas sexuales con menores, un caso sin precedente en el país. Conducta de esta naturaleza traen a la memoria la historia del nacimiento del Niño Jesús, y esa estampa de sensibilidad paterno – familiar que acompañó José el carpintero, cuando se percató de que el rey Herodes quería dar muerte a Jesús. José evadió esa amenaza, huyendo hacia Egipto. Evocando esa hazaña, pienso en tantas niñas y niños que no han podido escapar de las manos de los Herodes de este tiempo, sobre todo de aquellos que, por su estatus de autoridad, pocos sospechan que son perversos, tal es el caso de algunos sacerdotes alejados de la misión de enseñar y predicar el amor a Dios.
El caso del nuncio apostólico sigue latente en la preocupación de casi toda la Sociedad Dominicana y del exterior, pues ya la Fiscalía General de Polonia, horrorizada con la situación, está haciendo su investigación. Este escándalo hace su explosión cuando aun está pendiente el caso del sacerdote polaco, Alberto Wojcuch Gil, quien fue acusado del mismo delito que el del nuncio. De la misma Región del Cibao, y como si fuera algo epidémico se ha dado a conocer la denuncia de que el padre Yhonny, dominicano, por varios años estuvo utilizando a niñas a las cuales también violaba.
De violaciones sexuales a menores, el país está sobresaturado, pero duele que hombres encubiertos en una misión tan noble, pasen a ser lobos disfrazados de ovejas. Ya en el país son muchos los casos de sacerdotes en prácticas pedófilas. La Procuraduría General de la República dice haber avanzado mucho en la recolección de las pruebas que incriminan al nuncio, y otro sacerdote polaco. Esta es una información relevante, pues se espera una actuación radical, que busque todos medios para que estos hombres sean juzgados en Dominicana como delincuentes vulgares. Ellos al igual que los del montón, seducen a sus víctimas, las seleccionaron, las cercan y las atemorizan, es decir, sus acciones son premeditadas.
La ocurrencia de tantos casos de aberraciones y abusos extremos contra menores por parte de algunos curas, deberían avivar y alertar un poco más el pensamiento y la cautela colectiva, y de las autoridades.

Atentamente,
Melania Emeterio Rondón.

El Nacional

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