Señor director:
Para la decisión tomada en apelación, el jurado se apegó a la ley formal, un componente importante, sin embargo existen otros componentes como político y el cultural.
Dada la naturaleza del caso, el apego solo a lo formal produce un enorme distanciamiento de la sociedad, del sentimiento colectivo (aunque se le llame populismo penal) como un asunto vivo y doliente. ¿Cuántas veces las formas no se prestan al ocultamiento de la esencia de la cosa? Con ese tipo de decisiones lo que se percibe es que en realidades como el agravio a la sociedad solo se ve dentro de una subjetividad donde no entra el “debido proceso”, y es esa la actitud que más favorece a quienes delinquen.
Aunque la jueza Mirian Brito no se lo propusiera, esos que, con ínfulas de inocentes, hoy regresan contentos a casa, tendrán hacia ella eterno agradecimiento.
Los debates que se dan entre profesionales del Derecho, llaman la atención. En diversas ocasiones sobre una misma ley, o sobre el mismo artículo suelen tener diferentes pareceres. Es como si cada abogada/o tuviera en posesión de un manual interpretativo, distinto, irrefutable, frente a su homóloga/o.
Por eso no es extraño que mientras unos hacían trizas del expediente de la Procuraduría, sobre caso Odebrecht, otros lo consideran, salvo pequeñeces de corrección inmediata, bien estructurado, y con fuertes elementos de pruebas. En esto hay que deducir que cuando se establece la moral de la conveniencia se transparentan muy bien los intereses y los propósitos, pero también queda instalado el imperio de la duda.
Ahora se juega a la prueba, por lo que el Procurador tiene que afinar muy bien su investigación bajo la amenaza de que puede sucumbir todo el trabajo hecho. Necesita pruebas irrefutables, y mucho más ahora con lo que vaticinó la jueza Miriam German Brito, lo que más que un reto, es un ultimátum. Ahora corresponde la alerta ciudadana, pues aquellos que ayer estaban recluidos, y ahora han vuelto a casa, no escatimarán esfuerzos ni desaprovecharán oportunidades para coordinar toda clases de acciones para sus amarres, a los fines de no volver a aquel lugar, asunto que quiso prevenir el Procurador, pero que la apelación redujo casi a nada.
En el juicio venidero, la Procuraduría deberá demostrar su experticia para estructurar su expediente, de modo que resista el combate de la defensa, y de los intereses insanos que apuestan a la derrota institucional.
Melania Rondón