Los dueños del país
Señor director:
Con el apoyo que le dio el ministro de Interior y Policía al transporte publico de pasajeros, ese sector acaba de ratificar su propia marca de dueños del país, y por ende, dueños del transito terrestre. Así lo han venido demostrando en todo el país, y fundamentalmente en los pueblos del sur comenzando por el Distrito Nacional, con pleitos a muerte, con saldo de victimas mortales y heridos hasta por dos dígitos. Finalizando el mes de mayo, acaba de producirse un acto terrorista en La Romana con lanzamiento de una bomba a un minibus como consecuencia de la disputa de una ruta, cuya exclusividad se arrogan en cualquier punto del territorio nacional.
Ellos imponen adueñarse o negocian las rutas. Los gobernantes se han hecho de la vista gorda, apañando y hasta asociándose a esos actos violentos y de usurpación de poder y de funciones del Estado, lo cual ocurre por el afán politiquero de conservar votos en periodos electorales. El pasado martes 20 de mayo, transportistas de pasajeros, orientados por su líder Juan Hubieres, decidieron entorpecer los derechos de otros ciudadanos conductores y pasajeros de vehículos que no son de esas agencias de revoltosos, y en plenas horas pico bloquearon el transito vehicular en la muy transitada avenida 27 de Febrero de la capital de país y dejaron varada una gran cantidad de ciudadanos/as y sus vehículos.
Fue un golpe bajo para la población que se desplazaba hacia sus trabajos, sus médicos o cualquier servicio, y un revés para la Amet, que demuestra su incapacidad de resolver parte de los muchos problemas que le compete a la vez que debilita la diezmada autoridad que le queda. Esa actividad, promovida y apoyada por el jefe de Fenatrano, un diputado al servicio de la anarquía, la usurpación y el desorden, aumenta el consabido descrédito de los congresistas que por sus maniobras engañosas han perdido la confiabilidad y la autoridad de sus curules.
El rechazo a ese acto fue generalizado, como lo fue también la opinión vertida por el Dr. Monchi Fadul, jefe de Interior y Policía, quien minimizó y apoyó el soberbio y desatinado acto. Igualmente fue desatinada la opinión de apoyo que les ofreció a esos chóferes y a su jefe, el expresidente ingeniero Hipólito Mejia, cuya razones tendrá para hacerlo y la opinión publica para interpretarlas. Ojala que otro buen día no se convierta en malo, porque a algún buscavida se le ocurra agenciarse más poder y más bienestar político y económico obstaculizando derechos de los demás.
Atentamente,
Lic. Santiago Martínez