CARTAS DE LOS LECTORES

Senadores y diputados

Señor director:

Nuestros congresistas están echando chispas, por las críticas que muchísimos les hacemos a su francachela con el dinero del erario, que a fin de cuenta es patrimonio de los contribuyentes. A esos “honorables” les damos las curules con votos y esos malagradecidos solo se acuerdan de sus representados cuando se quieren reelegir, para seguir en los mismos menesteres. Y esos barbaros en vez de excusarse cuando les hacemos críticas a sus pésimas acciones, lo que hacen es envalentonarse e endilgarnos epítetos peyorativos, que con sigilo incluyen maldiciones. Como “las paredes oyen” nos enteramos y de cuando en vez les deseamos bendiciones, porque mucho las necesitan para poder revertir la mala fama que se han ganado por convertir el congreso en casa de beneficencia, a sabiendas de que su función es legislar, que no es sinónimo de favorecer a los pobres con dadivas del erario, ese trabajo es del Plan Social de la Presidencia. Peor aún ustedes hacen las leyes, pero son los primeros en violarlas con unas sartas de privilegios que lloran ante la presencia de Dios. Por eso en parte son responsables del desorden que aquí impera por doquier.

Si quieren silencio cómplices, tendrán que conformarse con el de sus alcahuetes, funcionarios, botellas, litros y galones, que lo mismo que ustedes se entienden dueños del país, y por eso hacen lo que les da gana con dinero del Estado, y son tan arrogantes mayormente los integrantes del “congreso para progreso” (un fiasco sin parangón) que de los males que nos agobian todos somos culpables menos ellos. Como no lo “saben” con los 176.9 millones para los electrodomésticos del Día de las Madres y los de las habichuelas con dulces de la Semana Santa pasada, pudo el gobierno abastecer los hospitales de insumos, pues sus precariedades son extravagantes y las destapó el indeseable virus de la chikunguya, una epidemia que no necesitábamos, pues sumada a las epidemia delincuencial, la criminalidad, la drogadicción, la inseguridad ciudadana, los odiosos apagones, la carestía de los productos de primera necesidad, son cargas insoportables para los de clases madia y baja, cada vez más apesadumbrada, por esta selva virgen autoría de funcionarios y congresistas, con un signo de peso en la frente y hace tiempo merecedores de un Record Güines por ser los peores del mundo.

Atentamente,

Lic. Teresa Gómez