¿Y el cadáver de Narcisazo?

Señor director:

La carta insertada en ese vespertino el 10 de junio por el preocupado y estudioso periodista Nélsido Herasme sobre las prendas del profesor Narciso González (Narcisazo) y su contribución a la cultura dominicana, motiva a que nos sumemos a ella en toda su extensión. Recalcamos, por su curiosidad, la frase “no era capaz de apelar al suicidio y dejar la orden de esconder su cadáver”.

En vista de que hemos escuchado ese dicho de un alto número de personas, quisiéramos compartir con el distinguido colega y los lectores de El Nacional algunas anotaciones plasmadas en el libro de nuestra autoría “Narcisazo: homicidio o suicidio? Las dos caras de una ausencia misteriosa”, y que hemos ampliado con el discurrir de los días.

En torno a la hipótesis del suicidio, nos formulamos las preguntas: ¿se lanzó a un pozo o corredor?, ¿se arrojó debajo del puente? o “se tiró al Mar Caribe? Ante esa posible ocurrencia, lógicamente que jamás pudo haber dejado “la orden de esconder su cadáver”.

No dejaron órdenes Chico González, Carlos Luciano, Bernardo Pratts ni otros sin tumbas o que se esfumaron en el Mar, donde el 10% de los que se arrojan no es encontrado por el Cuerpo de Bomberos ni la Defensa Civil. Entre 1984-1988, 60 personas se suicidaron o lo intentaron mediante el método de asfixia por sumersión, y entre 2008-2011 murieron 24.

En la primera hipótesis, la del homicidio, que no ha causado controversias ni urticarias, también nos interrogamos: “Y dónde están los restos mortales? Mencionamos los lugares más sonados: habrían sido lanzados al Mar Caribe, en un tanque lleno de cemento; cremados en San Pedro de Macorís, o enterrados en el cementerio de Montecristi.

También citamos que el cuerpo inerte habría sido hallado en la zona oriental de la capital, sepultado en el cementerio de Monte Plata, en Montecristi por segunda vez, en una residencia de esa provincia por tercera vez, nuevamente en una fosa de Monte Plata, lanzado al Mar atado de una piedra, y en el 2011 apareció en Puerto Plata un cráneo acompañado de una carta que decía que era de Narcisazo.

En el marco de las dos hipótesis o suposiciones, sustanciamos las sospechas exteriorizadas por amigos íntimos que han recogido datos particulares, y que no los exponen para no ser enjuiciados públicamente, y para evitar ser llamados por los aparatos represivos policiales y judiciales, así como de los medios de comunicación.

Atentamente,

Oscar López Reyes,

Periodista y académico