De gelatina
Señor director:
El canciller de República Dominicana, arquitecto Andrés Navarro, pidió a la población tener paciencia, ante la avalancha de inmigrantes indocumentados que arriban al país por la frontera con Haití.
Navarro hizo la petición al ser cuestionado sobre las medidas del Gobierno para enfrentar la masiva llegada de haitianos indocumentados.
Como reportero que escribió sobre ese tema, me causó desconcierto la respuesta del señor ministro de Relaciones Exteriores, porque no se trata del simple cruce de una calle cualquiera, sino del arribo de miles de personas en forma irregular e ilegal, en violación a las leyes dominicanas.
Pero además de eso, la situación de los dominicanos en la frontera es en extremo peligrosa, debido a la actitud agresiva de un amplio sector de la población del vecino país.
Desde el jueves 27 hasta este domingo 31, ocho camioneros dominicanos fueron secuestrados con sus aparatos, golpeados y vejados.
Cinco de los camioneros regresaron a República Dominicana, dos permanecen en territorio haitiano, y uno está preso, pese a que está herido a causa de la agresión en su contra.
Mientras eso ocurre miles de pacientes del vecino país son atendidos en los hospitales dominicanos, sin pagar un centavo; y más de 40 mil niños haitianos reciben clases en distintas escuelas de la zona fronteriza, con sus correspondientes almuerzos, meriendas, uniformes y libros, totalmente gratis.
Los dominicanos no eligieron al licenciado Danilo Medina para soportar atropellos de parte de nuestros vecinos que merecen ser tratados con dignidad y respeto, así como merecemos nosotros también.
Apena oír a la gobernadora de Dajabón, señora Ramona Rodríguez Quezada, implorar que se haga algo para detener la avalancha de inmigrantes indocumentados que llega desde Haití, con sus ajuares y sus animales.
Quiera el Señor que al pueblo dominicano no se le acabe la paciencia que el ministro de Relaciones Exteriores pide en representación de un Gobierno que parece ser de gelatina cuando de enfrentar los problemas migratorios se trata.
No se trata de que los haitianos no quieren nuestros pollos y huevos, sino, de una burla a nuestra soberanía
Ojalá queden cabezas cuando lleguen los sombreros.
Atentamente
Ruddy Germán Pérez
Periodista