Violencia de género
Señor director:
Parece ser que el sentido común y el instinto de conservación brillan por su ausencia en mujeres adictas a la belleza física, solo así es entendible que más de las que podamos imaginar se sometan a cirugías plásticas con quienes obvian el protocolo y desconocen la ética, una condición indispensable en los profesionales de todas las áreas del saber.
Quizás hay quienes no saben que hay mujeres muertas por malas prácticas médicas no destacadas por los medios de comunicación. Particularmente conozco casos de mujeres despachadas al más allá, por matasanos camuflados de cirujanos plásticos (cuya finalidad es lucrarse económicamente) y sus familiares las velan, las entierran y hacen los nueve días.
Hay quienes hacen ingentes esfuerzos para disuadirlas y hasta les ruegan para que no se las hagan, pero argumentan que es tanto su fanatismo que no hacen caso a nadie y aún convalecientes de una cirugía planifican la siguiente.
Lógicamente eso no es óbice para que las autoridades no asuman su rol. Son muchas las asesinadas bárbaramente por sus endemoniados “maridos”, y si a estas les sumamos las que están en la tumba fría, por las malas prácticas médicas, entonces son demasiadas y hay que ser muy indolente, tener por corazón una piedra e irresponsable institucionalmente para pasar desapercibida esta barbaridad.
Para no ir muy lejos, respecto a los países del área en nuestra media isla es donde más abundan esos crímenes tan abominables, y eso es creíble, porque en lo que va del año son 37 las mujeres asesinadas. Y el proyecto de la Ley Orgánica para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra la Mujer en el baúl del olvido del congreso (peor del mundo) lleno de polvo y quizás también de polillas.
Hay cirujanos plásticos que han desfigurado a mujeres y peor les va a las que matan, y siguen ejerciendo, en cualquier otro país después de una exhaustiva investigación que pruebe su culpabilidad les cancelan el exequatur y luego de cumplir la pena no vuelven a ejercer como galenos. Así pasa en la vecina isla de Puerto Rico.
Aquí de nada vale predicarles a las autoridades que el tesoro más preciado por irrecuperable es la vida, y no hay forma de hacerles entender que abogar por todas y todas es su obligación.
Lamentablemente las mujeres no tenemos representantes, en el “congreso para el progreso” que es un gran fiasco, mayormente integrados por truchimanes y chapuceros, muy activos cuando legislan para ellos y sus titiriteros. A los demás nos importantizan cuando quieren votos. Mucho percibimos que los asesinatos de mujeres de clase media y baja seguirán su agitado curso.
Atentamente,
Teresa Gómez