Opinión

CARTAS DE LOS LECTORES

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Cartas

Los plátanos

Señor director:
La importación de plátanos no constituye una tabla de salvación para un problema de hambruna. Es una puerta que se abre a descontroles del sector agrícola, y una tumba lista para los pequeños productores.
El conuquismo hace mucho tiempo que fue erradicado dentro de la etapa productiva nacional. Todavía se mantienen contados agricultores, trabajando por sus propios medios y llevando a lomo de burro sus productos al mercado más cercano, o a las orillas de las carreteras.

Sólo pueden conseguir para la comida, y ni siquiera podrían pensar en pagar deudas, o tratar de obtener maquinarias y tecnologías para modernizar sus predios. La importación de plátanos termina con ese conuquismo y los productores de fincas pequeñas.
Hoy el negocio es para los grandes agro-industriales. A largo plazo, solo ellos podrían hacer frente a una desleal competencia de plátanos que se compran más baratos en el extranjero de lo que cuesta producirlos en el país.
La importación de plátanos no era necesaria en estos momentos. La sequía causó estragos, pero se podía sobrevivir. En vez de destinar esos cuantiosos recursos, aunque sea a través de la empresa privada, para comprar en otros mercados, se tenía que destinar al desarrollo de la producción nacional.

Los agro-industriales en capacidad de importar plátanos, constituyen un grupo pequeño, ligados a las procesadoras de alimentos y a los agro-industriales. Para ellos es mejor negocio adquirir productos extranjeros que confiar en la producción nacional.
En las góndolas de los principales super-mercados se puede ver como estos comerciantes prefieren productos internacionales, que en ocasiones se llegan a vender al mismo precio o más baratos que los dominicanos.

Hoy, el producto local tiene seria competencia en ese mercado de precios reducidos y en ocasiones mejor calidad, que el ofertado por el queso, las galletas, las sopas, las salchichas y otros de elaboración local. Es una gracia de la globalización y los efectos de las competencias de mercado.
Pero deja a los consumidores en el aire. Esperando el próximo golpe. Precios controlados por un par de días, y luego llega el aumento total. La globalización de mercados no es una gracia, ni una garantía de que van a mejorar los nvieles de vida de la población.

Atentamente,
Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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