De reportero a articulista

Señor director:
El paso de reportero a articulista, aunque sea a modo de sinecuras o simple aprendiz, es un asunto más serio y tedioso de lo que pensábamos. Esta tarea es más cuesta arriba si como reportero se incursiona en otras distracciones y se rechazan las acciones de los políticos tradicionales.

A parte de que “mata” el sólo dedicarse a la agonía de ser periodista; el reporterismo per se, y su corretear de aquí para allá, provoca fatiga y eleva la presión arterial. Y de otro lado, como si no hubiera una salida airosa, jugar a ser articulista requiere de sindéresis o equilibrios que rezuman ansiedades.
Lo engorroso de ser articulista para lo que creemos que la sociedad es más sostenible y beneficiosa si narramos los buenos ejemplos paradigmáticos de nuestra cotidianidad es que nuestras opiniones, provocan enjuiciamiento y están sujetas a vaivenes de pura politiquería.

El que ha sido reportero desde siempre-con sus limitaciones-tiene que hacer mayor esfuerzo intelectual para ser más coherente, y si no está sujeto a parcelas partidarias, ni persigue notoriedad y favores políticos a corto o largo plazo; suele atravesar una senda más empinada.

Ser articulista, rechazando el estado de cosas y decepcionado por los vedetismos de los que se suponían izquierdistas es como querer empujar la piedra de Sísifo, y más cuando en esta contemporaneidad persiste-no en todos- un periodismo abiertamente clientelar. Esto no significa que somos objetivos e independientes.

Debido a esas circunstancias aun pudiendo dar más, se hace más esfuerzo para tratar un tema cuyo propósito es que sea aleccionador y digerible para todos. Definitivamente, y esta es otra arista del periodismo, esta disciplina se hace más tortuosa cuando se ejerce sin ser “periodista”.
Esto, al menos para nosotros, si no se ha claudicado en ideales prístinos, y se antepone lo deontológico ante lo meramente profesional; no se cabildea, ni se es amigo de funcionario alguno, ni “canchanchán” de nadie. Definitivamente, pasar de reportero a articulista, es un asunto más serio de lo que suponíamos.
Atentamente,
Fernando de León
Una vergüenza
Señor director:

Debe llenar de vergüenza a las autoridades nacionales y municipales que siempre que llueve en la capital, es imposible transitar por calles y avenidas, porque se vuelven ríos peligrosos debido al estado inservible del sistema de alcantarillado. ¿Hasta cuándo tanta inoperancia?.

Atentamente,
Santos Pérez