La avioneta incautada en Venezuela tras volar desde República Dominicana y el avión ejecutivo de matrícula de la nación suramericana retenido en el Aeropuerto de las Américas son dos casos que tendrán que aclarar las nuevas autoridades.
En aras de la responsabilidad y transparencia que ha caracterizado el discurso de los nuevos rectores de la cosa pública el misterio que ha rodeado la investigación sobre el caso de las aeronaves tendrá que dilucidarse cuanto antes.
A principios de este mes una avioneta pilotada por el venezolano Oswaldo Enrique Blislick y en la que viajaban los dominicanos Claudio Castillo y Rolando Pineda voló desde Puerto Plata supuestamente a Barahona, pero terminó yendo a Venezuela, donde la aeronave fue confiscada y los ocupantes detenidos.
En torno a la nave, que en Venezuela fue relacionada con el narcotráfico, aquí se dispuso una investigación cuyos resultados se desconocen.
Pero también se ignora lo atinente a un avión ejecutivo retenido desde hace más de dos semanas en la terminal de Las Américas. No se han ofrecido ni siquiera los nombres de los ocupantes. Ambos casos son un desafío para las presentes autoridades.