¿Qué bolá, Obama?
El presidente Barack Obama sorprendió al mundo cuando rompiendo los atavismos de quienes le precedieron en la Casa Blanca, saludó desde su despacho a la patria de José Martí con un simbólico ¿Qué bolá, Cuba?, que en el lenguaje coloquial cubano significa ‘¿En qué andas, Cuba?’, ‘¿Qué vas a hacer, Cuba?’.
La respuesta fue firme, expresada con claridad por su homólogo Raúl Castro: Luchar con denuedo contra el bloqueo que constriñe la economía; ampliar las relaciones con el mundo y superar las dificultades.
¿Qué Bolá, Obama? Ya sabemos qué se propone el mandatario estadounidense cuando visita la Isla fidelista: Influir con un gran calado en el ánimo de los cubanos para hacer zozobrar su Revolución en marcha.
Procede así el presidente-visitante por ser la punta de lanza del mayor poder planetario, cuya presencia en La Habana no dejó de ser un audaz y renovado esfuerzo para que su anfitrión regrese al capitalismo.
Se debe examinar la nueva y opaca actitud del imperio a la luz del fracaso del bloqueo económico, comercial, financiero y belicista contra un pueblo que ha resistido tal embestida por más de medio siglo.
El cambio a una política ligth, durante una administración demócrata con un mandatario negro, “inteligente, amistoso y simpático”, no ha variado un ápice en el mezquino propósito de llevar agua a su molino.
De manera que el restablecimiento de las relaciones EEUU-Cuba entraña un desafío para los dirigentes de la Revolución, al tener que lidiar ahora en el ámbito nacional con el más poderoso de sus adversarios.
Reconforta escuchar, no obstante, que Cuba defenderá y ampliará todo lo alcanzado, manteniendo en alto las metas socialistas, sin bajar jamás las banderas de la dignidad y principios revolucionarios.