Editorial

Ciclones y tormentas

Ciclones y tormentas

La temporada ciclónica en el océano Atlántico, el Caribe y Golfo de México inició ayer con predicciones de que se formarían 16 ciclones tropicales, de los cuales ocho podrían desarrollarse como huracanes, incluidos cuatro que serían intensos, por lo que se vaticina que ese período será muy activo o por encima de lo normal.

El paso de cualquier tormenta, ciclón o huracán por encima o cerca del territorio nacional se convierte en un factor de gran peligro por las pérdidas de vidas humanas y destrucción que causa, no solo con los fuertes vientos, sino también por las inundaciones y desbordamientos de ríos, cañadas y derrumbes o deslaves.

Se menciona la posibilidad de que se formen huracanes categoría 3, 4 ó 5 en la escala Saffir-Simpson, cuyos vientos máximos serían de hasta 400 kilómetros por hora, como el huracán Andrew, que destruyó zonas de Las Bahamas y Florida, en 1992, o la tormenta Emily, de menor intensidad que afectó a las Antillas Menores, Haití, Puerto Rico y Dominicana.

La población dominicana, ya afectada por la pandemia del coronavirus, deberá estar atenta a los boletines de la Oficina Nacional de Meteorología referidos a la formación y trayecto de esos fenómenos, en la esperanza de que no afecten al territorio nacional, aunque periodos de lluvias moderadas serían recibidos con beneplácito.

Durante la temporada ciclónica, la ciudadanía debe atender los llamados a desalojar áreas en riesgo de inundación o derrumbes, con el mismo sentido cívico que hoy obedecen a las disposiciones de usar mascarillas, lavarse las manos y mantener distanciamiento social para evitar contagio de coronavirus.

Combustible sobre fuego

Estados Unidos, epicentro del COVID-19, con más de 105 mil muertos y casi dos millones de contagiados, ha sido sacudido también por manifestaciones violentas en por lo menos 25 ciudades en protesta por la muerte en Minneapolis del afroamericano George Floyd, a manos de un policía blanco que le presionó apretó el cuello con su rodilla hasta asfixiarlo.

Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Washington fueron escenarios de disturbios definidos como la mayor ola de protestas desde la muerte de Martin Luther King, al extremo que el presidente Donald Trump fue recluido durante una hora en un bunker de la Casa Blanca cuando la multitud se manifestaba ante la mansión presidencial.

Ante el oleaje de protesta por la muerte de Floyd, el presidente Trump amenazo con desplegar el ejército y advirtió a los gobernadores que tienen que controlar la situación “o quedaran como unos imbéciles”, con lo que se ofrece la impresión de que en vez de agua, el mandatario vierte combustible sobre fuego.

El Nacional

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