Editorial

“¡…Cion Mamá!”

“¡…Cion Mamá!”

La condición de madre en una sociedad signada por la injusticia y la desigualdad es doblemente divina porque su inagotable amor ha de coexistir con el sufrimiento y la angustia que causa acarrear sus hijos por caminos que bordean precipicios de incertidumbre.

El templo de la familia parece a punto de derrumbarse, agrietado por virus de antivalores, pero ha sido el sacrosanto sacrificio de la madre convertida en jefa de hogar o en abnegada pareja, lo que ha evitado el colapso de la institución que sirve de base a la sociedad.

Tal ha sido el acoso o degradación que ha sufrido el fuero familiar, que ante tantos divorcios o separación de hecho, el legislador ha optado por validar todos los efectos jurídicos de lo que antes se desdeñaba como “concubinato” y ha hecho justicia al asignarles apellido paterno a los hijos de un mismo padre.

Y es que para una madre no existe diferencia entre formalidad e informalidad jurídica o de protocolo del régimen civil, porque su amor, devoción y sacrificio por sus hijos será siempre como torrente de agua cristalina que forja cause y caudal de vida.

Al festejarse hoy el Día de las Madres, de justicia es reconocer el rol insustituible de ese ser cuasi divino en cuyo vientre se forjan los hijos de Dios, quienes en su regazo deberían sentirse afortunados porque para esa mujer, sus hijos constituyen la más extraordinaria creación divina.

La mujer de hoy combina la maternidad con el arrojo laboral y académico, tanto así que miles y miles de madres se dispersan cada día por toda la geografía para cumplir jornada de trabajo, estudiar o regentar propios negocios, no sin antes amamantar a sus hijos o llevarlos a la escuela.

Depositar hoy una flor sobre la tumba de una madre es como abrir de par en par el corazón para que se derrame todo el amor filiar y los imperecederos recuerdos que unirán por siempre la vida en este valle de lágrimas con la poltrona celestial donde el Altísimo ha colocado a tan excepcional progenitora.

El Nacional se inclina hoy reverente ante todas las madres dominicanas, en señal de admiración, aprecio y respeto, al tiempo que eleva preces por la ventura y consolidación de la familia, cobijada en el anhelado manto de paz, justicia y prosperidad. ¡…Cion Mamá!

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación