El Banco de Reservas, no es una institución financiera privada, es del Estado. El director, así como los miembros del Consejo los designa el presidente de la República. Se supone que no puede manejarse con criterios políticos, ni partidarios, como ha ocurrido durante los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana.
Recordemos el préstamo al español Arturo del Tiempo Márquez para la construcción de la torre Atiemar, para la que el presidente Leonel Fernández dio el “primer picazo”. (Arturo del Tiempo está preso por narcotráfico en España).
El préstamo al presidente de facto del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas, de 15 millones de dólares (solicitó 20 millones), después de la firma del pacto secreto de las corbatas azules con el presidente Leonel Fernández el 19 de mayo del 2009, es motivo de escándalo. El préstamo tuvo un carácter político, es el pago a un favor político de grandes dimensiones.
(Mientras Hipólito buscaba votos para ganar las elecciones, el presidente del PRD buscaba 20 millones de dólares para su beneficio y trabajaba para la derrota del candidato por el que debió luchar para que ganara las elecciones)
Así como el pacto de las corbatas azules se produjo en secreto, el préstamo de 15 millones de dólares, también. Los documentos de la transacción económica estaban celosamente guardados en la bóveda del Banco de Reservas, entidad que debe ser cuestionada por la sociedad. (¿Por qué Miguel no fue a la banca privada y prefirió la entidad del gobierno del cual se supone es opositor? ¿Por qué le gusta tanto hacer negocios con el PLD, vendiéndole y alquilándole locales como sucedió con el edificio donde está hoy Aduanas?
El llamado “secreto bancario” no puede ser cómplice de violaciones flagrantes a las disposiciones de la Junta Monetaria del Banco Central. La respuesta no es el silencio. Al contrario, es obligatorio una exhaustiva investigación al respecto. El pueblo tiene derecho a saber por qué se otorgó un préstamo a un “cliente” que no era cliente del banco, y que además no reunía las condiciones. ¿Quién autorizó la operación? Vicente Bengoa, a la sazón director del banco o Leonel Fernández? El país tiene derecho a saber por qué el banco del Estado otorgó un préstamo, a pesar incluso, de la oposición de los técnicos que le asignación una calificación “D” al “cliente”.
Los lectores se preguntarán, qué es una calificación “D” en el lenguaje bancario. Veamos lo que dice al respecto el Banco Central en la resolución de la Junta Monetaria de fecha 29 de diciembre del año 2004.
El “Reglamento de Evaluación de Activos” creó cinco calificaciones, a saber, A, B, C, D y E. Todos los bancos están en la obligación de cumplir esas normas prudenciales y la Superintendencia de Bancos a que la cumplan al pie de la letra.

