Opinión

Claudio Caamaño

Claudio Caamaño

El senador de Peravia, Wilton Guerrero, se jactó al anunciar que premió con miles de pesos, (por supuesto que no se peculio, sino del barrilito) a los integrantes de una patrulla de la Policía que habían matado en Baní en un supuesto o real intercambio de disparos a unos alegados delincuentes. Como en muchos otros casos, el prontuario de las víctimas se conoció después que habían caído. Pero el legislador que premió el “acto patriótico” de los agentes ignoraba, a pesar de que se supone la figura política más influyente de la jurisdicción, que la comunidad, a la que pide su voto para seguirla representando, carece de una ambulancia para trasladar un enfermo en caso de emergencia.
Tuvo que ocurrir el fatal accidente de tránsito a causa del cual finalmente murió el combatiente Claudio Caamaño Grullón para que también salieran a relucir las precariedades con que operan los hospitales de Baní, ese pueblo trabajador, donde el senador premia a los policías que matan delincuentes callejeros.

Recrear la historia genera más amargura, pero también explica las razones por las cuales Caamaño Grullón se entregó a una lucha sin cuartel, nunca en aras de beneficios personales, sino contra un sistema colmado de injusticias e hipocresía. Si para una figura como él, a quien se tributaban todos los honores por sus servicios a la patria, hubo que esperar más de 5 horas y media para que lo admitieran en un centro médico, después de fracasar en otros tres, ¿qué se puede esperar entonces de Juan del pueblo?

Tras su doloroso deceso, la lucha de un combatiente que no se doblegó ante el sistema cobra más relevancia. Desde que se enroló en la guerra de abril de 1965 por el retorno a la constitucionalidad, acompañando al coronel Francisco Alberto Caamaño y al pueblo dominicano, Claudio mantuvo una firmeza espartana en defensa de sus principios. No era un radical, sino un verdadero defensor de la democracia y la justicia social.

En la expedición de 1973 de Playas Caracoles, que lideró el coronel Caamaño Deñó, héroe de la gesta de abril, Claudio fue uno de sus sobrevivientes. El fracaso de la gesta no le impidió retornar al frente de otra expedición en 1975 comandando a un puñado de hombres con el objetivo de derrocar al Gobierno de Joaquín Balaguer e instaurar un régimen que respetara la Constitución y las leyes. Es oportuno recordar que también fue de los escasos constitucionalistas que rehusaron pensiones o algún tipo de privilegios por sus servicios a la patria.

Claudio fue un ejemplo de integridad, que en varias ocasiones ofrendó su vida para que los hospitales contaran con equipos, especialistas y ambulancias, y para que a ninguna persona se le negara asistencia, por ninguna razón, en un centro médico.

El Nacional

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