Cójanlo

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Dolor de cabeza

El alza de los precios de los alimentos representa un dolor de cabeza cada vez más intenso para los consumidores. Ante el drama las autoridades no tienen muchas opciones porque los aumentos son presionados por una variable que no controlan como el incremento de los precios del petróleo en los mercados internacionales.

De alrededor de 42 dólares a que se cotizaba el barril en agosto de 2020, hoy ronda los 65. Por el repunte, para colmo en medio de la caída de las recaudaciones y los cuantiosos gastos que ha supuesto la lucha contra el coronavirus, todos los precios se han disparado por la incidencia del crudo en los insumos y en la cadena de distribución.

El Gobierno, que no tiene muchas opciones para controlar el dolor de cabeza, ha encontrado en la producción agrícola y en los programas populares del Inespre una respuesta para aliviar el malestar de los consumidores. Pero la amarga realidad es que mientras el petróleo se mantenga en alza los calmantes tendrán solo un efecto pasajero. La gente, de la misma manera que con la pandemia sanitaria, tendrá que modificar su estilo de vida para lidiar con los altos precios de los alimentos.

El Nacional

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