El caso de los cuatro españoles vinculados al narcotráfico y al lavado de activos capturados aquí vuelve a sonar la alarma sobre la elección y facilidad de fugitivos internacionales para radicarse en República Dominicana.
Al menos dos de los extranjeros tenían orden internacional de captura por el supuesto tráfico de más de 16 toneladas de hachís desde Marruecos a España.
En la detención del grupo intervinieron las autoridades españolas. Al cabecilla del grupo, detenido en el residencial Las Canas, Santiago, se le ocuparon, entre otros bienes, dos vehículos y armas de fuego. Los otros tres, detenidos en Constanza y el sector Arenoso, poseían dos invernaderos, tres automóviles, dos motocicletas de alto cilindraje y otros bienes.
Las propiedades indican que los fugitivos de la justicia española realizaban sus actividades aquí con la mayor normalidad.
El caso replantea la interrogante sobre la utilización del territorio como santuario de fugitivos internacionales, además de la facilidad con que invierten sus capitales. Es posible que de no ser por la intervención de las autoridades españolas los fugitivos jamás habrían sido detectados.