Antes que admitir la ineficacia de los controles para depurar a los extranjeros que ingresan a República Dominicana, el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez, y el director del Departamento Nacional de Investigaciones (DNI), Sigfrido Pared Pérez, se han decantado por un débil pretexto sobre la supuesta ubicación en el país de narcos boricuas.
Rodríguez y Pared Pérez se defendieron señalando que las autoridades puertorriqueñas no alertaron, antes de hacer la denuncia, sobre la presunta presencia desde 2016 de los integrantes de la banda de narcotraficantes denominada Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cantera.
De tratarse del primer caso de delincuentes internacionales que se refugian en territorio dominicano la respuesta tuviera más sentido.
Basta recordar que no hace mucho las autoridades colombianas capturaron en Punta Cana a un perseguido por crímenes y narcotráfico, de quien se dijo que poseía una cédula, licencia de conducir y pasaporte dominicano.
El caso no se ha aclarado, así como tampoco la supuesta captura por agentes de la DEA de un boricua buscado por narcotráfico. Y no son todos los casos.