A pesar de todas las incógnitas que quedan en el aire, la Organización de Estados Americanos (OEA) descartó que se tratara de un sabotaje y atribuyó a fallas técnicas en el sistema de voto automatizado la interrupción de las elecciones del 16 de febrero. La única responsable del colapso, según el informe de la OEA, fue la Junta Central Electoral (JCE) por la “mala gestión” de su área de informática. Cita mal diseño del software, sumado a no haberse contado con herramientas para detectar o prevenir la falla técnica y no haber podido mitigarla a tiempo, además de la ausencia de protocolos y la “falta de aplicación de buenas prácticas”. No se entiende, sin embargo, por qué el Ministerio Público y la Policía detuvieron e insistieron en involucrar al técnico de Claro, Manuel Antonio Regalado Martínez, y al coronel Ramón Antonio Guzmán Peralta en una supuesta trama contra el sistema del voto automatizado de la JCE. Ni la intervención durante la crisis, entre otras incógnitas, del coronel Koji Maruyama. Como tenía que haber un responsable, ese es el centro de cómputos de la JCE. No habrá consecuencias y colorín, colorado.