Combinación poderosa

En un país donde solemos repetir que “aquí nada cambia”, vale la pena detenerse cuando los números cuentan otra historia. La Dirección General de Aduanas informó que en los últimos cinco años sus reservas financieras pasaron de unos RD$700 millones a más de RD$6,245 millones, un incremento de más de 700 %. Al mismo tiempo, la gestión de cobros casi se duplicó, de RD$2,909 millones en 2019 a RD$6,918 millones en 2025. Más que cifras, esto es evidencia de que cuando se gobierna con foco, la gestión pública puede ser eficiente y responsable.

¿Qué hay detrás de estos números? No es magia, es método. Bajo la dirección de Yayo Sanz Lovatón, la institución ha impulsado la automatización de más de 3,000 transacciones que antes eran manuales, y ha introducido más de 700 cambios tecnológicos internos. Eso se traduce en menos papeleo, menos discrecionalidad, más trazabilidad y, sobre todo, en ahorros concretos para el Estado. Solo en la nómina de trámite de pensiones, el gasto mensual pasó de RD$11 millones en 2019 a apenas RD$872 mil en 2025.

Esa es la diferencia entre una burocracia que traga recursos y una administración que los cuida.
En un contexto internacional incierto, con economías sometidas a choques externos, contar con instituciones que fortalecen sus reservas no es un detalle técnico: es un seguro colectivo. Esos recursos adicionales de Aduanas dan al país mayor margen para invertir, enfrentar emergencias y sostener políticas públicas sin recurrir de inmediato al endeudamiento.

Este caso también envía un mensaje político importante. Mientras algunos todavía insisten en que el Estado dominicano es por definición ineficiente, la experiencia de Aduanas demuestra que, con liderazgo, controles claros y tecnología, las instituciones pueden cambiar su trayectoria. Además, obliga a la clase política a elevar la vara: ya no basta con prometer cambios, hay que demostrar, con números en mano, que esos cambios se traducen en beneficios tangibles para la gente.

El reto, a partir de ahora, es consolidar y ampliar este modelo. Que los logros de Aduanas no queden como una excepción, sino como un estándar para otras entidades públicas. Para ello será clave mantener la continuidad de las buenas prácticas, blindarlas frente a los cambios políticos y seguir comunicando con transparencia qué se hace con cada peso. La ciudadanía tiene derecho a exigir resultados, pero también tiene el deber de reconocer cuando estos se producen. Porque solo así, premiando la buena gestión y señalando las fallas, seguiremos avanzando hacia un Estado más moderno, transparente y al servicio de la gente.

Por: Orlando Jorge Villegas
ojorge@jvmediagroup.com