Opinión

Conep reflexión

Conep reflexión

Nos ha llenado de alegría el llamado del CONEP, Consejo Nacional de la Empresa Privada, para la realización de un “acuerdo nacional que recoja los compromisos necesarios para garantizar el respeto al marco de la legalidad en República Dominicana”.

Y su planteamiento de que podemos salir del atasco actual frente a las elecciones “todos juntos como la gran familia de dominicanos que somos, por un proceso electoral ordenado, transparente y en paz”.

Y que: El sector empresarial reitera su compromiso con la preservación y la defensa de la democracia, la libertad de expresión y los derechos fundamentales de todos los dominicanos”.

Es maravilloso que el sector empresarial vea al país como “una gran familia”, ya que en las negociaciones por el aumento de dos mil pesos a la clase trabajadora, sus hermanos y hermanas, no solo resistió el aumento hasta el ultimo día, sino que llegó a amenazar, (vía una de sus voceros, cuyo maquillaje, peinado, ropa y joyas equivalían a varios salarios mínimos), que saldría a la calle con pancartas a protestar si se aprobaba el salario mínimo.

Esta afirmación, por cierto, hizo sonreír a mucha gente y desde luego prepararse para salirles al frente a las damas que se atrevieran a semejante “desclasamiento”.

Anda circulando en las redes la foto de una muchacha, que parece una “modelo francesa”, con un cartel que dice “La Revolución no es sangre, es justicia social”. Y como ese, abundan los carteles de la muchachada en la Plaza de las Banderas, expresando su ingenua determinación de que en el país impere el respeto a las leyes, la lucha contra la corrupción, y el respeto al medio ambiente.

Todos esos muchachos y muchachas comparten una visión de la nación donde reine la justicia social, única definición real de lo que es la Democracia y única garantía de que en el país no se desborden las contradicciones e imperen la paz y el orden necesarios para el equilibrio entre las clases que nos componen.

Por eso es importante que los y las industriales vean la nación como “una gran familia” donde no hay hijos ni hijas ilegítimos, y donde todos y todas los y las hijos de la Patria tienen derecho a sobrevivir, a la salud, a la educación, a la cultura, y a la esperanza.

Ojalá que este sector llame a capítulo a los y las “comerciantes”, dueños de su permercados, quienes tienen la costumbre de contratar a la muchachada popular solo por dos o tres meses, sin pagarles un solo centavo, para que quienes compramos los subvencionemos con nuestras propinas, y luego los despachan para no reconocerlos como trabajadores.
La paz se construye con justicia social, no olviden.

El Nacional

La Voz de Todos