Editorial

Continuidad del Estado

Continuidad del Estado

Con el anuncio de que el Gobierno dispondrá la ampliación de las líneas 1 y 2 del Metro de Santo Domingo y construirá una tercera que llegaría hasta el Aeropuerto de Las Américas, así como un teleférico en Los Alcarrizos, el presidente Luis Abinader honra el principio de continuidad del Estado, lo que no ha sido frecuente en otros mandatarios.

Son muchas las grandes obras de infraestructura que quedan rezagadas o no son concluidas por administraciones entrantes, cuyos gobernantes prefieren emprender otras, a veces similares, para que prevalezca el sello de su gestión y no la impronta del gobierno anterior.

Autopistas, presas, complejos habitacionales, edificios públicos han permanecido por años a medio talle y algunas de esas construcciones nunca fueron concluidas, por lo que hoy se erigen como ruinas de la indiferencia o el abandono.

El mejor ejemplo lo constituyen los proyectos Invivienda Santo Domingo y Santiago, cuya construcción fue iniciada durante el gobierno del presidente Salvador Jorge Blanco, pero fueron abandonados durante el siguiente del presidente Joaquín Balaguer.

La gestión de gobierno del presidente Hipólito Mejia no dio seguimiento al programa de elevados y túneles emprendido por la gestión del doctor Leonel Fernández, que al retornar al poder no prestó mucha atención al acueducto de la Línea Noroeste, iniciado por Mejia.
El proyecto de la Autopista del Coral que conduce desde Las Américas hasta Punta Cana, confrontó muchos inconvenientes para poder sobrevivirle a varias gestiones de gobierno, porque cada Administración modificaba trazos o revisaba presupuestos.

Se resalta como un buen gesto del mandatario, el de inspeccionar el sistema de operación del Metro y del Teleférico y desde esas instalaciones anunciar su ampliación, así como la posibilidad de construir un monorriel en Santiago y otro desde la salida norte de Santo Domingo hasta Los Alcarrizos.

El presidente Abinader ha demostrado sobrada voluntad política de honrar la continuidad del Estado, tantas veces lacerado en el pasado, una correcta conducta en el desempeño del gobierno que debería ser emulada por todos sus funcionarios, algunos de los cuales todavía creen en el principio de “tierra arrasada”.

El Nacional

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