En una era como la actual, la Policía, que ha tenido en el patrullaje uno de sus principales recursos para garantizar la seguridad ciudadana y el orden público, necesita tecnología moderna para prevenir y perseguir la criminalidad.

Además de un ajuste salarial para dignificar la labor de los agentes, bajo la gestión del presidente Luis Abinader la Policía ha sido dotada de equipos como parte de un proceso de reforma que incluye la educación de sus miembros.

El jueves Abinader y el ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez Martínez, encabezaron el lanzamiento de una aplicación para denuncias virtuales y la nueva unidad táctica de vigilancia con el uso de drones en los puntos críticos. Son pasos que se corresponden con los tiempos de hoy.

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Pero la Policía tiene que hacer más para merecer la confianza de la población. Se presta a suspicacias la impunidad que rodean los casos que involucran a agentes de la Policía.

Pero también deja mucho que desear que el cuerpo reconozca que de sus más de 35 mil miembros alrededor de 14 mil cobren sin prestar servicios.

Mientras se esparce la inseguridad ciudadana, esos policías botellas solo representan gastos para una entidad a la que nunca se le ha reclamado rendir cuentas de sus operaciones. No hay que esperar ninguna reforma para iniciar un saneamiento que contribuya a aprovechar y eficientizar los recursos humanos, logísticos y tecnológicos.