SANTIAGO. Poner un alto a las «manos derramadoras de sangre inocente» es uno de esos retos que enfrenta este país en pleno siglo XXI en que los delincuentes han devaluado la vida humana al precio de un celular, un simple anillo, una cartera o unos cuantos pesos. Tanto así, que expresiones como «lo mataron para quitarle un celular, entraron a su casa, le robaron todo y también le quitaron la vida», son algunas de las frases que han tomado las primeras planas de los medios nacionales y que suenan a postalita repetida entre los moradores de aquí y también los de allá.
En un sondeo en tres medios de circulación nacional, en un lapso de una semana se pudo confirmar que al menos tres noticias escritas por día corresponden a muertes a manos de atracadores. Una información que toma peso con el informe del Comando Regional Cibao Central, que arrojó que en lo que va de año, en el período de enero a mayo, 48 personas han muerto por heridas de armas de fuego y 17 por heridas de armas blancas. Una cifra que parecería dar respuesta al por qué del incremento de los niveles de inseguridad ciudadana en este país.
Según informes del Voluntario por la Seguridad Ciudadana (Voses), medir si han aumentado o disminuido los niveles de seguridad conlleva analizar una serie de factores, pero las cifras son las que hablan y su informe arrojó que en el trimestre de enero a marzo de este año se reportaron 44 muertes violentas y que de esa cifra sólo en el mes de marzo se registraron 20 homicidios.
Estos números llevados a la cotidianidad dan como resultado un país en que la gente anda con el susto en la boca y deseando que la ola de delincuencia no toque las puertas de sus casas. O sea, que a juzgar por los hechos, definitivamente la inseguridad ciudadana ha aumentado en los últimos años.
Los testimonios de quienes han sido arropados por esta ola de robos, atracos y homicidios no tardan en salir a relucir, tanto así que, Luz Balbuena, residente en el barrio La Cruz de Mary López de esta ciudad, dijo que «urge ponerle un alto a los delincuentes que tienen a la gente atemorizada y han convertido a Santiago y a todo el país en un matadero».-
Mientras que Virginia García, del municipio de Puñal de esta ciudad, expresó, refiriéndose a un atraco que ocurrió recientemente en su familia, en el que una de sus hijas fue despojada de sus pertenencias a la salida del aeropuerto, que «hay que darle gracias a Dios que por lo menos los delincuentes los dejaron con vida».
Y es que ahora la vida de la gente parece depender de la voluntad de los delincuentes.
Una que se atrevió a ir más lejos fue María De Los Santos cuando dijo que «esta situación no la arregla nadie, solamente Dios». Y aunque a algunos esta afirmación les sonara a religión, no parece estar lejos de la realidad.
En una investigación en distintas iglesias cristianas de la ciudad, se pudo confirmar la cantidad de ex delincuentes que se encuentran en estos lugares y que han cambiado su estilo de vida, y que ahora son personas útiles a la sociedad.
Según informes de iglesias Cristianas de la zona sur de aquí, que tienen influencia en los barrios Pekín, Camboya, la Cruz de Mary López y otros, suman más del 40% el total de las personas que delinquían y que ahora su mentalidad cambió y que en lo último que piensan es en matar, robar o destruir.
Según los testimonios, estos ex delincuentes llegaron a la iglesia producto de alguna campaña evangelística que se realizó en el barrio donde vivían y a la que ellos asistieron.
De un total de 300 miembros de una de las iglesias cristianas de la zona sur consultada, por lo menos 120 corresponden a ex atracadores, drogadictos, y que en la actualidad salen a las calles a llevar el mensaje de cómo fueron transformadas sus vidas, lo que evidencia que ciertamente las iglesias están desempeñando un rol social importante, según arrojaron los resultados de esta investigación.
Y es que esas 120 personas bien podrían seguir en las calles, atracando a unos, vendiendo drogas a otros, y quitándole la vida a unos cuantos; sin embargo, su estilo de vida cambió y ahora asisten a una iglesia.
Estos testimonios forman parte de las evidencias de que hace falta aunar esfuerzos e invertir para que instituciones como éstas que combaten de manera directa la delincuencia, continúen ese trabajo de beneficio social que realizan. Y es que al parecer se está invirtiendo mucho en armas de fuego para tratar de frenar a los delincuentes, y poco se invierte en acciones para cambiar la mentalidad de los que delinquen, así como en concientizar a las nuevas generaciones para que en lo último que piensen sea en delinquir.
En este sentido, la psicóloga Haydée Domínguez trajo a colación que si las familias cumplieran con su rol social de educar al niño, no sería necesario castigar al delincuente en las familias hay una gran ausencia de espiritualidad, de formalidad, y se le brinda demasiada importancia al bayanismo, a la chercha, a lo fácil, a lo placentero, indicó.
Asimismo trajo a colación que cuando un niño es instruido desde pequeño con valores, haciendo lo correcto siempre, en un futuro se puede tener la seguridad de que no va a intentar obtener beneficios materiales a como dé lugar y sobre todo dañando a otros.
EL DATO
Estudios realizados
Según el último estudio realizado por la consultoría Mercer, la ciudad más segura era Luxemburgo; esto producto de la estabilidad interna y de la efectividad en la aplicación de la ley.-
Según el estudio, las ciudades más prósperas no son las más seguras.

