Opinión

Creación de empleos

Creación de empleos

POR: Orlando Gómez Torres
orlando.gomez@gmail.com

 

Se ha vuelto una tradición de parte de líderes políticos y funcionarios del Estado enumerar la cantidad de empleos creados por una gestión gubernamental de cualquier tipo. Recientemente se anunció que las visitas sorpresa del Presidente Medina crearon más de 50 mil empleos, en su tiempo Leonel Fernández afirmó haber creado más de 700 mil empleos en sus últimos dos períodos y el candidato Danilo Medina prometió 400 mil para el final del suyo. Sin embargo, llama la atención que no obstante los impresionantes datos de creación de empleos vertidos en la prensa, la tasa de desempleo se siga manteniendo testarudamente dentro del rango de 14% y 18% desde hace casi 20 años. Algo, necesariamente, no está bien.

La economía dominicana ciertamente ha venido creciendo de forma impresionante. Aún en medio de la crisis económica global más grave desde la Gran Depresión de 1929, la República Dominicana logró eludir una recesión. Pero resulta llamativo que a pesar de ese crecimiento no solo el desempleo no encuentra forma de bajar, sino que adicionalmente cosas como la presión tributaria persistan siendo un problema, cuando la lógica indica que debería ser lo contrario. Es evidente que los sectores que motorizan ese crecimiento no solo no parecen estar generando suficientes empleos, sino que en algunos casos parecen estar dentro del grupo de los afortunados favorecidos con exenciones fiscales (lo que explicaría la constante baja de la presión tributaria).

Cabe destacar que la tasa de desempleo en nuestro país más que duplica el promedio de Centroamérica y es dos veces más alta que la de su “competidor” más cercano, Nicaragua. No obstante los tan anunciados 700 mil empleos y los proyectados 400 mil desde el 2004 hasta el 2016, el país que cuenta con una fuerza laboral de unas 5 millones de personas no logra reducir su índice de desempleo histórico desde hace 20 años. Esto pudiera indicar que estamos ante un problema exclusivo a la República Dominicana, y que este surge del modelo que nos hemos fabricado.

El Pacto Educativo atiende a una parte del problema. Muchos de los sectores en servicios y manufacturas que vienen apuntalando el crecimiento de nuestra economía requieren de mano de obra calificada para el desarrollo de sus negocios, si bien estos han logrado crecer mediante un impresionante aumento de la productividad laboral en sus áreas, la falta de mano de obra calificada para contratar va a ser una limitante a su capacidad de crecimiento a futuro. Por lo que la educación en todas sus facetas es fundamental.
Sin embargo, el más relevante seguirá siendo el pacto fiscal. El Estado no puede seguir sosteniendo los masivos subsidios y exenciones que ha venido regalando, pero no puede deprimir la economía aplicando las excesivas tasas y cargas del Código Tributario de manera igualitaria a toda la economía. La idea no es sacrificar ingresos, sino formalizar la economía reduciendo sensiblemente los costos de la formalización.

Si el país no es capaz de tener un sector privado que motorice su economía sin necesidad de un mar de exenciones fiscales, los “empleos creados” seguirán esfumándose cada año haciéndonos el país del 14% (de desempleados) por tiempo indefinido.

El Nacional

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