DANTES ORTIZ NUÑEZ
(segunda parte)
El Ministerio de Educación está dividido en 18 regionales y estas en distritos escolares, cada uno de los cuales tiene un área geográfica como jurisdicción, por lo que no se explica que durante meses sus oficiales no llevaran a cabo diagnósticos para actuar e informar la situación de su demarcación para la planificación de las edificaciones y otras necesidades.
La crisis de planificación es evidente.
El problema nacional más calamitoso es, sin lugar a dudas, el desorden en el suministro de agua.
República Dominicana tiene una de las más altas pluviometrías del área insular caribeña, régimen de vientos favorables, cuencas hidrológicas envidiables, aguas subterráneas, humedales y cuencas lacustres que garantizan agua tres veces mayor que toda Europa occidental por metros cúbicos por segundo y allá el 100 por ciento de los hogares recibe agua potable y aquí, la recibe sólo el 60% de los hogares y no es potable por negligencia técnica y falta de prevención.
El concepto de agua potable ha desaparecido entre los dominicanos, nadie osa hacer uso directo del agua de las llaves, pues es bien sabida su carga de gérmenes patógenos, heces y otros demonios.
Los responsables del sector solo saben posar para la prensa y dar declaraciones mentirosas, mientras la demanda del vital liquido es reclamo nacional.
Dueños de camiones hacen uso abusivo del agua pública al venderla a precios exorbitantes con complicidad de autoridades municipales y nacionales, y más de doscientas empresas embotellan agua para comercializar, la mayoría sin mínimas condiciones de higiene, frente a la indiferencia de las autoridades del ramo.
Lo que encandila a la población. ¿Alguna vez se ha investigado si los estudiantes intoxicados con el desayuno escolar o merienda en realidad se intoxicaron con agua embotellada?
Es más que evidente el fracaso del sistema al respecto.
Pero, quienes han fracasado son los que han administrado el Estado, no los ciudadanos.
Sin discusión
Las calamidades nacionales no se discuten a nivel oficial, es norma ignorar las demandas porque supuestamente son políticas y desde luego, tampoco se plantean soluciones en las instancias correspondientes y la resultante lógica ha sido, y es, el agravamiento de los problemas del suministro de agua, el empeoramiento de los servicios de salud pública, de tránsito, y otros.
Lo peor de todo lo antes dicho es que no existe entidad alguna o partido político que disponga de la estructura mínima y la voluntad capaces de vincular las protestas aisladas, sintetizarla en una consigna por soluciones colectivas e incorporándolas todas a una lucha de masas nacional.
Los sindicatos fueron derrotados por las políticas neoliberales implantadas desde 1996, por los Pactos Tripartitas del pasado y la complicidad de las camarillas pseudo sindicales, por ello carecen de peso social, se impone trasladar las luchas al seno del pueblo al margen de los partidos del sistema cómplices de las patronales.
En la presente coyuntura los sectores asalariados están contestes en la necesidad de un sustancial aumento de salario que nos redima del suplicio del alto índice del costo de la vida.
Al respecto todas los, gremios, las asociaciones profesionales y los trabajadores por cuenta propia han expresado interés en un incremento del 25 al 30% para empleados públicos y privados, guardias y policías.
De dónde ha de salir el dinero para ese propósito? De donde debió haber salido antes: del maldito barrilito y las nominillas que manejan senadores y diputados, que solo saben legislar para sí mismos.
Ese debe ser el centro de la lucha de todos los sectores del país, a los fines de lograr esa sentida demanda nacional: aumento general de salarios y eliminación de los privilegios de los legisladores.

