Minucias de un julio a la mitad
Recién estuve en Estados Unidos procurando botar una poca de la tensión que me regalo por la vida que llevo. En Orlando tienen familia establecidas mis dos hijos mayores y en sus casas me alojé por varios días. Recibí una buena atención, en primer lugar gracias a que ellos tienen relaciones de pareja estables, en segundo término porque he mantenido con ellos una relación de amistad y en tercer lugar porque aun parece conservo algo de cordura y se me puede soportar por 4 ó 5 días. Me sentí halagado, y recordé la frase que me diera hace 12 años mi compadre Magino Corporán: “Nadie se une a perdidos”.
En otro orden saludar el colorido y lo concurrido del desfile del pasado domingo de los que se sienten orgullosos de ser homosexuales, lesbianas, transexuales y otras clasificaciones más. Respeto su orgullo, pero en nuestro caso particular, sin que se me quiera tildar de homofóbico, prefiero citando a Benedetti, luego cantado por Serrat: “Una mujer desnuda y en lo oscuro, que es una tentación para las manos… y en caso de que ocurra un desconsuelo, un apagón o una noche sin luna es conveniente, y hasta imprescindible, tener a mano una mujer desnuda”.
Es bueno no olvidar, en otro sentido, que el pasado 14 hizo una docena de años que murió Joaquín Amparo Balaguer Ricardo, y que como acostumbro visité a mi hermano en los afectos, Santiago Miguel Castro Ventura (Chago) para celebrar su muerte, pero sin olvidar que el mejor regalo que nos hubiese dado la vida era, tal y como sentenció mi inefable tía Ana Celeste Rodríguez, que no debió morir ahí, sino aguantar unos 5 años aquejado de insoportables dolores, sin poder dormir, comer, ni oír, lleno de escaras y solo.
Lo último, a propósito de Chago, es que será reconocido como “Pediatra Emérito”, por la Sociedad Dominicana de Pediatría este domingo 20 a las 6 de la tarde en la sala Aida Bonnelly del Teatro Nacional junto a las doctoras Altagracia Guzmán y Teresa Suazo.