¿Qué Pasa? Entre cielo y tierra

Cuando un hermano se va

Cuando un hermano se va

Mary Leisy Hernandez

Cuando un hermano se va, algo se tambalea por fuera y por dentro. Y si es un hermano que inspira, que con su ejemplo es referencia, se produce una especie de revolución en nuestro ser.

Cuando un buen hermano parte, las emociones van y vienen: agradecimiento, tristeza, sorpresa, satisfacción, frustración, tranquilidad… Las duras y agradables emociones conviven juntas, sobre todo, si se construyen juntos, una montaña de buenos recuerdos.

La pena, la sorpresa y la frustración embarga porque si quien se despide tiene temas de salud, el amor siembra la ilusión de que se alargará su vida con mimos y todas las alternativas médicas posibles.

Por suerte, la pena se alivia con el agradecimiento, y los motivos para agradecer son muchos: Su existencia fue un regalo y al partir, nos deja de regalo a sus hijos, a su esposa, que ahora es nuestra hermana. También nos deja de legado sus enseñanzas, con su trayectoria familiar y profesional.

La satisfacción y la tranquilidad de espíritu ayudan con la tristeza y es que las buenas relaciones familiares hacen digerir mejor la muerte. De eso soy testigo. Las recomiendo.

La partida de un ser querido es inevitable e irreversible. Igual, la partida de quien se ama puede ser solo una transformación. Quien se ama sigue presente con las buenas huellas que deja. Quien se ama no muere, solo se viste con alas y se transforma. Hasta siempre hermano mayor.