Opinión

Danilo lo elimina

Danilo lo elimina

Antes de entrar a mi exposición principal de esta ocasión, quiero agradecer la corrección que me hace el estimado amigo Nino Peña sobre mi pasada columna en donde toqué el tema del ametrallamiento a los estudiantes en el Palacio Nacional el 9 de febrero del 1966.

Ciertamente, cometí un lapsus y confundí los nombres de Juan María Lora Fernández, quien cayó en el asalto al hotel Matum de Santiago, y el de su primo Rafael Tomás Fernández Domínguez, muerto en la batalla del Palacio Nacional en la Guerra Patriótica del 1965.

Hecha las aclaraciones sobre el error, quiero decir que el pueblo sufre en sus espaldas los crueles latigazos de un gobierno que no ha sido capaz de implementar una economía que beneficie a las mayorías.

Todos sabemos que la corrupción, el narcotráfico, la inseguridad y la caída del aparato productivo son los aspectos que norman el diario accionar del gobierno.

Al margen de la prohibición constitucional, soy de los que creen que el primer mandatario tiene muchas dificultades para conseguir los votos que permitan su permanencia en el Palacio de la Moisés García más allá del 16 de agosto del 2016.

Soy de los que sostienen que el presidente tiene el gran inconveniente de que no puede salirle a este pueblo con el cuento de que irá a la reelección después de divulgar que había jurado solemnemente, frente a la tumba del profesor Juan Bosch, que no lo haría.

Esa decisión sería una nueva decepción de los dominicanos que hemos visto cómo los políticos criollos ponen a rodar por el suelo sus palabras.

Esa posibilidad me recuerda al querido amigo Hatuey De Camps, quien -en diciembre del año 2001- nos advirtió a muchos que el entonces presidente Hipólito Mejia se desmentiría a sí y se lanzaría a la búsqueda de la reelección.

Considero que el juramento hecho por Medina ante los restos del profesor Bosch es un freno moral que tiene el primer ejecutivo de la nación y que -de no cumplirlo- lo catapultaría como uno más de los tantos dirigentes en los que no se puede creer.

Como político experimentado que es, me parece que él mirará su futuro más allá del 2016 y no cometerá ese craso error.

Danilo no puede dejarse llevar de quienes no respetan la palabra empeñada y pisotean los sentimientos que tienen los dominicanos honestos sobre los juramentos contraídos.

El Nacional

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