Previo a la reciente alocución del presidente Medina, distintos programas de televisión entrevistaron al azar a ciudadanos en distintos puntos de la ciudad capital, y la mayoría esperaba que el mandatario se refiriera a apagones, a la delincuencia y a la economía (el rendimiento del dinero respecto de sus ingresos versus los precios de la canasta básica familiar). Esa, podría decirse, era la agenda ciudadana, la perspectiva del ciudadano común, que-curiosamente- mostraron desinterés por la reelección en el momento del cuestionamiento.
Sectores de opinión aspiraban a que, atendiendo al momento, el presidente Medina hablara, además de la reelección, del pacto con el PRD y, básicamente, del plan de regulación de los haitianos. El interés de este segmento poblacional era de tres puntos: Haití y sus ciudadanos en suelo dominicano, la reelección presidencial y el acuerdo con el PRD anunciado por Miguel Vargas.
Los sectores políticos organizados fuera y dentro de la oposición esperaban del presidente Medina información y explicaciones generales sobre la gestión gubernamental de cara a las necesidades nacionales, una especie de rendición de cuenta sobre los llamados grandes temas nacionales, que incluye economía y la cuestión haitiana. Y sobre la reelección aparentemente cifraron la esperanza de que el Ejecutivo, en su calidad de político en competencia por los votos de las próximas elecciones presidenciales, declinara a repostularse por razones morales.
El discurso presidencial debió centrase a explicar su postura sobre la reforma a la constitución, porque el mandatario defendía la idea de gobernar sólo cuatro años (el eterno debate sobre política y moral) y fue además el sector que encabeza dentro del PLD el que el introduce la propuesta, y luego las especulaciones que siempre surgen sobre posible compra de legisladores para que lo apoyaran.
No lo ayudó el contexto de abundantes temas preocupando a la sociedad y ni su propio mensaje, puesto que fue elaborado con base a elementos ruidosos innecesarios que pudieron pulirse tomando en cuenta, por ejemplo, la fecha de cumplimiento del plan de regulación, entre otros tópicos subyacentes, tal como el anuncio de Miguel Vargas sobre un acuerdo con el PLD.
Hay ruidos que son aprovechados intencionalmente para desviar la atención sobre lo que trato de evitar, pero en este caso fue diferente, de tal manera que lo positivo de las palabras del Presidente se perdió en el camino, por ejemplo: el impacto que tendrá esta reforma constitucional en el sistema político y los partidos, pues dos mandatos seguidos y el nunca más se convierte en oportunidades para superar la escasez de figuras presidenciales, que en modo alguno significa liderazgo político.