POR: Oquendo Medina
oquendomedina@hotmail.com
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El licenciado Danilo Medina Sánchez llegó a la presidencia en el 2012. Político diestro que sabe perfectamente moverse sin hundirse en medio de terrenos formados por arenas movedizas, quien en su condición de estadista y de acuerdo a su más íntima convicción se nos presenta muy activo en la búsqueda de un nuevo paradigma.
Lo realmente cierto es que el jefe de la administración pública, teniendo dominio absoluto de sus emociones y de sus sentimientos para de ese modo ejercer sus funciones de gobernante apegado a principios éticos y de transparencia, sorprendió a todos los segmentos de la sociedad dominicana desde el momento en que llegó al Palacio Nacional en su condición de presidente constitucional de la república.
Aconteció que durante la primera reunión del Consejo de Gobierno Ampliado, llevada a cabo el 22 de agosto del 2012, el licenciado Danilo Medina le presentó al país el Código de Pautas Éticas, compuesto por 18 puntos, en donde se les advertía a los nuevos funcionarios que serían separados de sus cargos si no cumplían con las disposiciones establecidas.
Más aún, en su condición de jefe de Estado solicitó a todos los funcionarios públicos que ocupan cargos de libre nombramiento que firmaran dicho Código (el señor presidente fue el primero en hacerlo), comprometiéndose todos a administrar los bienes del Estado con honestidad, equidad, eficacia, eficiencia y transparencia; entre otros compromisos no menos importantes. Desde sus inicios (resaltando su efectiva e impactante frase publicitaria en tiempo de campaña electoral), realiza un gran esfuerzo por darle continuidad a lo que está bien, corregir lo que está mal, y hacer lo que nunca se ha hecho.
Válido resulta recordar cuando el 27 de febrero de 2013, en su discurso ante la Asamblea Nacional, expresó de manera categórica y responsable: “Quiero que me escuchen bien: el oro que subyace en el suelo de la patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, es del pueblo dominicano, de nadie más”, en clara alusión a la empresa minera Barrick Gold, la cual se negaba a revisar el contrato que tiene con nuestro país, como finalmente ocurrió para beneficio del pueblo dominicano.

