Editorial

De mojiganga

De mojiganga

El supuesto robo de mercancías en un almacén fiscal del aeropuerto Las Américas (AILA) y la alegada desaparición de alijo de drogas de un depósito de la Dirección Antinarcóticos de la Policía (Dican) se erigen como dos extraños sucesos envueltos en nebulosas, cuya gravedad o repercusión se procura disminuir.

En principio se dijo que un depósito aduanal fue desvalijado la madrugada del día de Navidad y que los ladrones retiraron mercancías por valor de millones de pesos en camiones cerrados, pero ahora se afirma que no hubo tal sustracción y que se trataría de un posible caso de contrabando.

Con relación al robo de drogas incautadas a narcotraficantes, se había revelado que una junta de generales estaba a cargo de las investigaciones y que el jefe de la Policía solicitó al procurador general, incorporar a esas indagaciones a dos procuradores adjuntos.

Se atribuye a la jefatura policial decir que varios oficiales del Dican están arrestados y son investigados en torno a ese robo, pero ahora se revela que no se trataría de un robo de drogas, sino de “infracciones a las normas de la institución”.

En vez de aclararse, el caso del supuesto robo de mercancías en un depósito del Aila, luce ahora más confuso y parece derivar en un enfrentamiento entre la Dirección de Aduanas y la Asociación de Couriers que se acusan mutuamente de lo ocurrido o de lo que pudo ocurrir.

Aunque se entiende que las investigaciones que se realizan en torno a ambos sucesos deben estar rodeadas de discreción, las autoridades están en deber y obligación de informar si de verdad hubo robo de mercancías en un almacén de aduanas y de drogas en un depósito de la Policía.

La historia no debería cambiar de manera constante como ha ocurrido desde que se revelaron los supuestos hurtos en el Aila y el Dican; no sin que Policía y Aduanas expliquen lo que realmente sucedió y que se proceda, previa investigación transparente, carente de prejuicios o privilegios, a someter a la justicia a quienes se determine infringieron la ley penal.

Desde el momento cuando se reveló lo que habría ocurrido en el aeropuerto Las Américas y en la Dirección Antinarcóticos de la Policía, las historias cambian constantemente de color, y se ofrece la impresión de que la ciudadanía ha sido puesta de mojiganga.

El Nacional

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