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De salud y otras cosas

De salud y otras cosas

De psiquiatras y psicólogos…

De los profesionales de la salud mental estos son los más numerosos.
Casi 300 psiquiatras y mas de mil psicólogos están disponibles en toda la geografía nacional, aunque muy escasos en el cinturón de las provincias fronterizas.

Si tomamos en cuenta que las depresiones, los suicidios consumados, los trastornos de ansiedad y los trastornos de conducta infanto juveniles se presentan en cuanto menos un 25% de la población, aun cuando estuvieran colocados de forma equitativa en el país, resultarían insuficientes.

El carácter competitivo que estimula el individualismo; la entrega mercurial al mercado de la oferta privada, influye que desde el proceso de formación, el trabajo en equipo se dificulte.

El psiquiatra es médico, el psicólogo está formado para la orientación y la psicoterapia; ambos son miembros de un equipo indisoluble en donde entran el terapista ocupacional, el trabajador social y otras subespecialidades.

“Ponerse de acuerdo” para manejar a un ser humano que ha sido transferido a este equipo no es tarea fácil.

Veamos: un cardiólogo remite al psiquiatra a un ser humano por trastornos obsesivo compulsivo; un gastroenterólogo envía al psicólogo por molestias digestivas, que no ceden e los tratamientos habituales y así un sinfín de circunstancias que atormentan no solo al paciente y su familia sino también al profesional tratante en caso de que no consiga mejorar la condición del paciente.

Cuando el paciente es menor de edad la decisión de “buscar una segunda opinión” está en manos de los padres y no de las preferencias o tipo de evolución del menor.

El paciente que no mejora y que pertenece a sectores de clase que pueden pagar una consulta en el exterior deciden explorar otros servicios. Es de hacer notar que esa conducta es muy poco frecuente dada la calidad y competencia de los terapeutas locales.

¿De quién es el récord?
Es un derecho del paciente exigir un resumen clínico con consentimiento informado en donde el tratante sintetiza lo que a su juicio (diagnostico), tiene el paciente y cuál ha sido su tratamiento.

En el caso de temas como la drogadicción y las ideas e intentos suicidas previos, la confidencialidad son claves.
Hay que recordar el asalto al despacho del pisiquiatra norteamericano Daniel Ellsberg, en donde se develaron documentos privados de él y de un paciente que corría para unas elecciones nacionales en su país.

Entonces:
Ante un desbalance de mi vida emocional:

¿Dónde acudo?
A un buen amigo, a un pastor, a un sacerdote, pero dependiendo de la severidad del cuadro yo en mi práctica evalúo la situación y me auxilio en equipo del psicólogo. En otros casos va por la vía directa al psicólogo y no tiene que retornar a mi oficina, por aquello del doble pago que sobrecarga la economía del paciente…

Por: César Mella
cesarm2@codetel.net.do

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