El panorama de lucha contra el narcotráfico y crímenes conexos en República Dominicana ha quedado enrarecido por declaraciones encontradas de de Estados Unidos, como el anuncio hecho por el embajador Raúl Izaguirre, de que Washington reducirá sus aportes al combate de ese flagelo.
La historia comienza con una exposición del embajador dominicano Aníbal de Castro ante un comité del Senado estadounidense durante la cual transmitió el pedido dominicano para que el Tío Sam incremente sus programas de asistencia logística y financiera para evitar que el territorio nacional sea usado como puente de reexportación de drogas a Norteamérica y Europa.
De Castro reveló en esa ocasión que el Cártel se ha instalado en la costa norte dominicana en procura de transportar drogas desde esa zona a la Unión Americana por lo que reclamó mayor colaboración de Estados Unidos, incluida la instalación de radares en las costas de Haití.
Pocos días después de la comparecencia del embajador dominicano ante ese comité senatorial, el embajador de Estados Unidos aquí anunció que su gobierno decidió reducir su contribución a la lucha contra el narcotráfico, por lo que exhortó a usar esos magros recursos disponibles con mayor eficiencia.
No sería descabellado interpretar el desalentador anuncio del embajador Izaguirre como la Respuesta de la Casa Blanca al pedido dominicano transmitido al Senado de Estados Unidos por el embajador De Castro, o al menos se trata de una infeliz coincidencia.
Como si todo lo citado precedentemente fuera poco, se le atribuye a un director interino de Dirección Antidrogas de estados Unidos (DEA) afirmar que República Dominicana se ha convertido en el punto de almacenaje de drogas que llega a Puerto Rico desde Sudamérica, desde donde se trasvasa a territorio estadounidense.
Aunque son sus revelaciones, el señor Pedro Janer no ha descubierto un nuevo planeta, llama la atención que sus declaraciones siguen el trayecto de lo señalado aquí por el embajador Izaguirre, como si ambos ensayaran similar entonación, toda vez que ambos dicen confiar en la labor que realiza la Dirección nacional de Control de Drogas.
A pesar de que el presidente de la DNCD, general Rolando Rosado mateo, ha prometido que su agencia trabajará con unas y dientes para combatir al narcotráfico, el anuncio de reducción de la ayuda de Estados Unidos y las declaraciones del jefe regional de la DEA, son contradictoria y desalentadoras, máxime si provienen de funcionarios de la nación mayor consumidora de drogas.

