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Desuso programado de tecnología afecta economía y ambiente

Desuso programado  de tecnología afecta economía  y ambiente

El ego personal motivado por los nuevos hábitos de consumo impuestos por la publicidad, sumado a la indetenible guerra entre las empresas tecnológicas y de fabricación de dispositivos electrónicos, han puesto nuevamente sobre el tapete el concepto de obsolescencia programada, en la que los aparatos que usamos a diarios tienen una vida útil determinada por los fabricantes, sin tomar en cuenta su impacto en la economía de los clientes y en el medio ambiente.

En este concepto entran casi la totalidad de los dispositivos tecnológicos o electrodomésticos de la actualidad, ya no aplicado solamente a los diseños físicos o a su vida útil por uso, sino también a los softwares y accesorios que los componen, que son afectados por esta modalidad que obliga a cambiar el aparato que se tiene por último en salir.

Cambiar o vender en vez de reparar los electrodomésticos y dispositivos tecnológicos, es una nueva forma de hacer negocio que están implementando los fabricantes de tecnología, ya que obviamente les resulta más rentable que se compre un nuevo aparato.

Cuando vamos a un taller de reparación de celulares, nos damos cuentas que comprar una pantalla o cualquier parte resulta más caro que cambiar el aparato. Igual pasa con otros dispositivos como una impresora, ya que por lo regular los cartuchos de tintas son bastante caros y la reparación del aparato es casi imposible. Es mejor tirarla y comprar otra.

Tablets, televisores, dispositivos de música, videojuegos, cámaras fotográficas, laptops, impresoras, electrodomésticos, teléfonos móviles inteligentes (smartphone), son de los productos que están experimentando más rápidamente la obsolescencia frente a los nuevos avances tecnológicos.

Aunque en el caso de los celulares este problema es extraordinario ya que en cuestión de meses una nueva tecnología supera a la anterior. Además el celular se ha convertido en el dispositivo imprescindible en la vida de los seres humanos, y por ende en el artículo más vendido en el mundo, por lo cual dominar ese nicho de mercado tecnológico significaría liderar las ventas de tecnología móvil.

La explicación es sencilla, la competencia existente entre los fabricantes de smartphones por conseguir el liderato en venta de su producto hacen lanzar al mercado su último producto, en un tiempo relativamente corto por lo cual el anterior queda inmediatamente viejo casi sin haber sido usado, originando que se compre el más novedoso y se revenda el actual o se abandone.
Pero quizás la pregunta es: ¿Qué es la obsolescencia programada? Obsolescencia programada es el termino que se refiere al acortamiento de la vida del funcionamiento de un artefacto de cualquier tipo por parte de un fabricante, con la única finalidad de obtener más beneficio.

En otras palabras, el objetivo de la obsolescencia programada para las compañías es el beneficio económico sin tomar en cuenta el cuidado y respeto al ser humano ni al medio ambiente.

Un sistema económico y de producción en donde lo importante es tener que vender mediante la sustitución de sus mismos productos, solo con la incorporación de nuevas tecnologías que no durara mucho tiempo.

Explicándolo de otro forma los fabricantes de una manera delibera hacen que los aparatos y sus accesorios tengan un tiempo de duración predeterminado, es decir después de un tiempo de uso se dañaran.

Es común escuchar en cualquier lugar que ya las cosas no las hacen como antes. Neveras, estufas, televisores, radios, carros, etc. Duraban muchos años y no se averiaban ni se oxidaban. Eran otros materiales.

Comprar, tirar, comprar

“Comprar, tirar, comprar”, la historia secreta de la obsolescencia programada, es el documental dirigido por Cosima Dannoritzer, colgado en la Internet, que ha puesto sobre el tapete en las redes sociales el tema sobre la obsolescencia programada.

Este formidable relato hace un recorrido por la historia de los fabricantes de todo el mundo, y su política, bajo la cual sus ingenieros realizan la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su compra repetida.

Dicho documentar presenta las pruebas de cómo la tecnología existente ya en los años veinte pudo hacer bombillas que duraban más de 2,500 horas de uso y como un cártel mundial (Phoebus) empezó a controlar la fabricación de éstas, y que su duración no excediera las mil horas. Con esto lograron que las personas compraran lámparas y bombillas con más regularidad. Si las lámparas duraban mucho, era una desventaja económica.

De ser así entendemos por qué hoy día habiendo más adelantos tecnológicos y mejores materiales para la fabricación los productos duran menos. Y quizás otra pregunta que debemos hacernos es ¿Existe la obsolescencia programada, en la fabricación de productos comestibles, textiles, medicinas y hasta en materiales para la construcción, etc?

Antecedentes

En las décadas 40, 50, y 60 eran diversos los factores que generaban la obsolescencia de un dispositivo, una máquina o una tecnología. Las causas más comunes de obsolescencia eran el desarrollo de nuevos sistemas que ofrecían un funcionamiento tecnológico superior, pero quizás la más común era la problemática para encontrar repuestos.

Citando un ejemplo que podría dar a entender el concepto de obsolescencia no programada, sería a partir del reemplazo de la máquina de escribir manual por la eléctrica y esta a su vez por la computadora (ordenador). Ya que hasta la aparición de la computadora personal (PC), la gente utilizaba la máquina de escribir como el mejor mecanismo para redactar cartas, documentos, libros, informes financieros.

Sin embargo, con la aparición del ordenador que posibilita borrar antes de imprimir, diferentes tipografías, corrección automática, incorporación de fotografías y gráficos, etc., las máquinas de escribir empezaron a sufrir la obsolescencia y a ser sustituidas por las computadoras, que también se hacen obsoletas, debido a las diferentes generaciones que salen al mercado cada año.
Otro caso sería el de los primeros móviles que eran de un gran tamaño, pantalla monocromática, una larga antena y usados sólo para hacer llamadas, que fueron sustituidos por los de las generaciones siguientes, con más tecnología, más pequeños, más atractivos y con la incorporación de softwares y accesorios de última generación, que diversificaron su uso.

Hoy día estos artefactos pueden hacer más tareas que cualquier computadora, con la particularidad de que su portabilidad es más fácil y discreta. Posiblemente en un futuro no muy lejano estos dispositivos móviles sean usados hasta para pagar en los negocios.

El problema

Aunque la obsolescencia programada dinamiza la economía, independientemente de cómo afecta los ingresos individuales de las personas, y aunque sea una forma de fraude de parte de los fabricantes son los propios usuarios que deciden cambian lo que tienen por un nuevo modelo que aunque les ofrece ventajas añadidas dentro de poco será también obsoleto.

Quizás uno de sus principales problemas es el abuso de recursos naturales con los que se deben construir los nuevos productos y la gran cantidad de chatarras que tendremos que deshacer.

Si cada año compramos nuevos aparatos electrónicos con mayores funcionalidades y capacidades para adaptarse a las nuestras necesidades impuestas por la moda o la tecnología, nuestros viejos productos irán al mercado de reciclaje actual que ya casi no puede asimilar la gran cantidad de basura electrónica que estamos generando.

Materiales como el plástico, plomo, polietileno, etc. Tardan más de mil años en degradarse, en el caso del plomo además origina graves problemas para la salud por la contaminación, y es que aún el sistema de reciclado actual no está capacitado para la enorme cantidad de residuos electrónicos que se genera anualmente en el planeta.

EL DATO

Pronósticos

Se estima que para el próximo año el volumen de basura electrónica anual a escala mundial alcanzará la escalofriante cifra de 65,4 millones de toneladas.

El Nacional

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