Aunque rememora la larga caminata de tres extranjeros hasta el pesebre donde nació el Niño Jesús para regalarle oro, incienso y mirra, el Día de Reyes, que se conmemora hoy en el país, parece signado por la injusticia porque los regalos de amor y juguetes no alcanzan para todos los niños.
En una sociedad aún enferma de inequidad, miles de niños y adolescentes sufren hambre, desnutrición, carecen de servicios de salud y educación, o de un techo digno donde guarecerse.
La historia de los Reyes Magos se traduce en el compromiso de amar y proteger a los niños porque ellos representan la inocencia del Hijo del Hombre que 33 años después derramó su sangre para redimir el pecado.
Gobierno y poderes públicos están compelidos a avanzar más decididamente hacia la conformación de una sociedad donde los niños sean el centro de atención y reciban toda la protección del Estado para que crezcan y se desarrollen con los mayores estándares de salud, alimentación, educación y recreación.
Duele saber que el 25% de todas las parturientas que acuden a maternidades públicas son niñas o adolescentes, con edades que oscilan entre once a 17 años, lo que demuestra que el Ministerio Publico no cumple ni mínimamente su rol de tutor de los menores.
Los niños y adolescentes representan el mayor número de víctimas de virus y epidemias como cólera, dengue o chikungunya, y son muchos los que mueren en los hospitales por incumplimiento de protocolos de prevención o diagnóstico.
Se resalta el esfuerzo del Gobierno por impulsar una educación pública de calidad, con tanda extendida y personal docente bien entrenado, así como con la construcción de nuevos planteles escolares y estancias infantiles, porque esas iniciativas impactan directamente en el bienestar de niños y sus familias.
A lo que se aspira es a que Gobierno, familia y sociedad cumplan cabalmente con su deber de proveer a la niñez del necesario amor y de todas las condiciones materiales que les permita convertirse en hombres y mujeres libres del sufrimiento que conlleva el abuso físico y espiritual.