El cerebro y su producción (el pensamiento) solo se detiene con la muerte.

Unas veces se expresa en forma de ensueños mientras dormimos, otras, musitamos y sin mover los labios conversamos con nosotros mismos.

El tormento psicológico se inicia muchas veces con una idea errada.

A veces acude a consulta una persona que dice estar segura de padecer de cáncer pues sus padres murieron de tal afección. Recuerdo el caso de un joven muy angustiado que me comunicó estar contagiado de sida a raíz de un contacto sexual reciente y sin protección con una dama de reputación dudosa.

En ambos casos todas las pruebas fueron negativas…

Los pensamientos parásitos, tormentosos o irracionales se nos imponen a la conciencia en cualquier momento del día.

La llamada terapia cognitiva trabaja con la modificación de los pensamientos.

Tres cosas muy sencillas les sugiero a mis aconsejados que acuden con pensamientos insoportables:

¿Por qué si usted escucha un trueno piensa en la tormenta y que vendrá una grave inundación?

¿Por qué usted no introduce a sus pensamientos varias ideas positivas frente al mismo hecho?: “Qué bueno, va a mejorar la temperatura; la agricultura se va a beneficiar de esta agüita… es más, pon un caldito que esta agua pide sancocho”…

En otro caso a un ser humano agobiado por las deudas y que está deprimido se le recomienda como ejercicio sentarse totalmente relajado y hacer, como si lo estuviese viviendo un inventario de todos los momentos agradables que ha tenido en su vida…

El hombre atormentado, siempre piensa que lo que está pasando por su mente, siempre ha sido así… este es el caldo de cultivo de las ideas de suicidio.

¡Piense en lo que la vida le ha dado, no en lo que le falta!…

Un tercer caso, son las técnicas de detención del pensamiento:

Salga a caminar, imagine que está solo en una sala de cine y que en la pantalla sólo se ve el color blanco, repita eso varias veces mientras se ejercita con mucha pasión..

Las tiras cómicas; las comedias en Tv y cine, la compañía de un amigo chistoso y optimista y mirarse al espejo sonriendo mientras te imaginas que el futuro no tiene que ser malo, ayuda muchísimo.

Algunos psicólogos confrontan al paciente pesimista y le dicen: “Ahora: imagínate qué es lo peor que te puede ocurrir”….y le entrenan en solución de conflictos.

Por la situación que vive nuestro país, a propósito de la pandemia, la gente de todos los orígenes y culturas se sienten atormentados, otros amenazados, algunos hasta pesimistas, pero, ese poderoso aparato que nos permite pensar e imaginar lo peor, también, bien entrenado y conducido , nos facilita ver una luz al final del túnel. Te invito a sacudirte…

Por César Mella
cesarm2@codetel.net.do