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Dos rosas para Johnny

Dos rosas para Johnny

Ramón Rodríguez

Ya han pasado casi cien años, que el laureado Nobel de Literatura, William Faulkner, en su primer cuento de alcance ecuménico: ‘’ Una rosa para Emily’’, ante la muerte de su protagonista, benévolamente, ofreció: simplemente una rosa.

Contrario a Faulkner, conocido por sus párrafos largos y frases interminables, se me ocurre, ante la partida de Johnny Ventura, ofrecer sencillamente: dos rosas, pues su muerte ocurre en un punto de inflexión en que nuestra sociedad se debate entre una degradación moral galopante que casi nos deja en bancarrota rota moral y una frágil franja que aún lucha por preservar los ideales de moralidad de Juan Pablo Duarte.

El hecho de que todo un pueblo se haya lanzado a las calles a rendir tributo a Johnny Ventura, amén de lo que puedan opinar los estudiosos de la sociedad, yo pienso que es una ratificación, de que a pesar de la pérdida de valores que estimulan algunos políticos y empresarios corruptos, el pueblo dominicano en su esencia, valora el legado de sus grandes hombres.

Juan de Dios Ventura Soriano, cariñosamente: Johnny o el caballo mayor, simboliza al hombre que desde muy abajo se empeña en romper barreras y llegar a la cima de la fama y la aceptación social, sin perder el sentido de humildad. El amor a su pueblo, al arte, a sus raíces, a la música, a la política, al deporte y a toda manifestación social sana, hicieron del cantor de ‘’ Cuando yo me muera, la Agarradera y Caña Brava’’ un ser extraordinario. Solo basta recordar el noble gesto de tomar un jarrito en sus manos y solicitar recursos en las calles para la construcción del Club Mauricio Báez.

Yo vi a niños, jóvenes, viejos y ancianos, bailar y llorar debajo de una lluvia que hizo cómplice de un contraste de dolor y aparente alegría.

Por: Ramón Rodríguez (centrodeidiomaswashington@gmail.com)

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