Redacción BBC Mundo.- Hace muchos años se convenció a las mujeres de la necesidad de lavarse sus «partes íntimas» y utilizar para ello una ducha vaginal.
Después de varias advertencias a través de los años sobre los problemas que pueden traer estos lavados, podría pensarse que esta práctica ya es obsoleta. Sin embargo, sólo en Estados Unidos se calcula que una de cada 4 mujeres de entre 15 y 44 años utiliza duchas vaginales, según cifras de la Oficina para la Salud de la Mujer del Departamento de Salud.
Esto, a pesar de que los médicos recomiendan no hacerlas. Porque el lavado de la vagina ha sido asociado a infecciones vaginales, infecciones de transmisión sexual, enfermedad pélvica inflamatoria y embarazos ectópicos.
Ahora un nuevo estudio añade un riesgo más a la práctica de las duchas vaginales: pueden aumentar el riesgo de una infección de VPH (virus del papiloma humano), que puede causar cáncer de cuello uterino.
¿Qué es una ducha vaginal?
La ducha vaginal es la práctica de lavar o irrigar el interior de la vagina con agua u otros líquidos. Algunas mujeres compran duchas con paquetes de lavado premezclados que a menudo están compuestos de agua con vinagre, bicarbonato de sodio o yodo. Otras hacen su propia mezcla casera.