Que la ciudadanía respalde darle “pa’bajo” a los delincuentes en supuestos intercambios de disparos no puede interpretarse como un cheque en blanco a la Policía.
Son muchas las aparentes ejecuciones disfrazadas de intercambios de disparos que la propia Policía ha tenido que investigar e incluso sancionar.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que en sus quejas no ha encontrado el respaldo de la población, ha señalado que detrás de “los intercambios de disparos hay abusos, errores y búsqueda de ascensos”. Y más lejos al expresar su temor de que algunas de las víctimas pudieran ser jóvenes que decidieran delatar algún vínculo con agentes de la Policía.
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Con una imagen tan deteriorada de los agentes policiales nada se puede descartar y menos aún cuando se han verificado ejecuciones de detenidos.
Aunque la Policía informó que en 2022 la lucha contra la criminalidad y la delincuencia dejó 20 agentes muertos conviene que cada caso sea rigurosamente investigado, sobre todo cuando se está en un proceso de reforma del cuerpo para humanizar y profesionalizar sus funciones. Sin olvidar que los errores se pagan caro.
