El reciente discurso pronunciado por el Presidente contiene implícito un mensaje que ha sido casi soslayado: La admisión nada justificada de un accionar dañino cuyo autor, por esa falta de aval, no puede ofrecer garantías de que no reincidirá en el “delito”. Eso afecta la credibilidad de toda la pieza y descalifica los argumentos expuestos. Paso a sustentar mi tesis.
El Presidente fue electo con una Constitución que le prohibía repostularse en el 2016. Antes de su elección aseguró, con argumentos válidos, que de ganar aquellas elecciones, no optaría jamás por un nuevo período.
Hemos sido testigos de cómo propició la modificación de la Carta Magna para hacer posible su repostulacion, lo cual hizo sin demostrar que hayan desaparecido los motivos que expuso en el 2012, relacionados con la precariedad institucional de la nación.
Lo dicho no pasa de ser una reiterada excusa
Intentó convencernos de que su cambio de decisión representa para él un sacrificio porque significa el final de su carrera política a partir del hecho de que la recién modificada Constitución le prohíbe volver a presentarse.
La inconsistencia del argumento es evidente: Si todos los hechos descritos son, como son, no controvertidos, es decir, la Constitución le prohibía repostularse; dijo que no lo haría; modificó la Constitución y volverá a ser candidato, ¿cuáles son las garantías que podemos tener de que si se reelige, en el 2019 no lo escucharemos decir que ante el apoyo mayoritario de importantes sectores nacionales, no le quedará más opción que resolver el dilema que tendrá propiciando una nueva reforma y yendo otra vez como candidato?
Para el Presidente, la reelección pasó, de repente, de una inaceptable ocasión para ingerir tiburón podrido, a elemento de consolidación de la democracia del país. Lo peor es que ese cambio se asume sin ofrecer una prueba de que en el escenario donde se sirve tan nauseabunda degustación, se hayan producido las enmiendas requeridas ni en el menú ni en los encargados de prepararlo, por lo que lejos de ser una justificación, lo dicho no pasa de ser una reiterada excusa que responsabiliza al autor de tan dramática incoherencia en la valoración conceptual de un tema de tanta trascendencia.
Estoy convencido de que del PLD ganar las elecciones, muy pronto se reiniciarán los trabajos camuflados, pero bien planificados, para lograr una nueva reforma constitucional que permita al Presidente superar su dilema del porvenir. Eso será así, aunque él vuelva a aferrarse a su elocuente silencio.