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El furgón de la muerte

El furgón de la muerte

Elvis Valoy

Soñadora de profesión, sana de cuerpo y alma, y viajante por necesidad. Así se podría describir a gran parte de la gente que perdió la vida en el furgón de la muerte que transitaba por las calles de San Antonio, Texas, con 53 personas a bordo.

Cargando a seres humanos, los cuales se les conoce despectivamente como “sin papeles”, la mayoría proveniente de países centroamericanos, el tráiler que les transportó ocasionándoles el deceso por asfixia, estaba totalmente a oscuras y la temperatura en su interior llegó a superar los 71 grados centígrados.

Los testimonios de familiares de las víctimas fatales de este camión de la muerte que se desplazaba en el territorio estadounidense son desgarradores, y hacen que cualquiera se ahogue en llanto ante esta infausta desgracia que le arrebató la vida a decenas de inocentes seres humanos.

Margie Támara Paz de 25 años de edad, al no encontrar trabajo en Honduras que le permitiera costearle una cirugía que necesitaba su madre, sobreviviente de cáncer, salió desesperada junto a su novio en el abominable furgón, yendo ambos a parar a los brazos de la parca, que al parecer fue lo único que su fatídico destino les deparó.

Esta aberrante tragedia demuestra una vez más, lo lejos que está la superación de males ancestrales que abaten nuestros países merecedores de otro destino y de otros gobiernos, esperando que en un futuro no muy lejano se construya una nueva realidad que evite que la población más humilde sea usada como “carne de cañón” de indolentes traficantes, que únicamente la conducen a una indefectible cita con la muerte.