Como en el Macondo de la novela a República Dominicana llegan tarde las noticias desde el mundo exterior, por lo que literalmente muchas cosas todavía carecen de nombre, tanto, que para referirlas es menester señalarlas con el índice, como la crisis del Medio Oriente, la Primavera Arabe, los conflictos por armamento nuclear con Irán y Corea del Norte y la crisis de la deuda que abate a la Zona Euro. Partidos y candidatos escenifican una campaña electoral basada en promover sentimientos de odios o amor, sin cultivar la razón y el entendimiento por lo que desde tiempo inmemoriales, el elector dominicano sufraga en contra de uno y no a favor del otro, porque poco se habla de programas de gobierno ni se debate a fondo en torno a problemas esenciales de la nación.
En esta tierra insular la población vive de espaldas al mundo, sin entender que la sociedad de hoy es un ente globalizado, cuya economía es impactada por cualquier acontecimiento político, financiero o económico de relevancia que ocurra al otro lado del planeta, a pesar de lo cual aquí se impone una cultura autárquica. La invasión encubierta a Libia y el posterior asesinato de Muamar Gadafi alteró los precios internacionales del petróleo y, por consiguiente, afectó en términos negativos la cuenta corriente de la balanza de pagos de este traspatio, que ha sido también perturbado con decrecimiento o desaceleración del turismo, remesas y exportaciones por la dilatada crisis económica que abate a Estados Unidos.
No se ha escuchado a candidatos o partidos referir a profundidad el impacto que sobre la economía dominicana ha tenido el cataclismo financiero de la Unión Europea matizado por la bancarrota de Grecia y las crisis de España, Portugal e Islandia, que se llevó por delante al Gobierno de Atenas y por anticipado al de Roma.
Tampoco se discute aquí sobre las perspectivas de la dilatada crisis financiera de Estados Unidos, donde reside la mayor diáspora dominicana, aguijoneado por un creciente desempleo (10%), deuda publica (14.5 billones de dólares) y un lento retorno al crecimiento del PIB (2.5%), a pesar de que esa superpotencia representa el mayor socio comercial de República Dominicana y que el déficit en el intercambio comercial ronda casi los tres mil millones de dólares. ¿De qué magnitud serían los efectos para la economía dominicana si cae el euro como moneda comunitaria, si España e Italia sucumben ante la crisis o si Estados Unidos no logra consolidar la recuperación del empleo y el control de su agobiante deuda? ¿Cuál sería entonces el destino de la asociación comercial con Europa y del acuerdo de libre comercio DR-Capta?
Los votos son para que partidos y candidatos asuman el compromiso de elevar el debate electoral y abordar temas de real importancia para el presente y futuro de una nación que, aunque se parezca, no es ni puede ser asemejada al Macondo de García Márquez, donde para referirse a objetos innombrables, previamente hay que señalarlos con el índice.
