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El legado de la Era Obama

El legado de la  Era  Obama

Conforme concibió desde un principio y no concretizó por el boicot impertinente del Partido Republican, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, usó una prerrogativa presidencial el 20 de este mes procediendo a legalizar a cinco millones de extranjeros indocumentados residentes en su país, de un total de 11,3 millones.

El presidente Obama procedió en consecuencia, que debió ejecutar a un tiempo prudente, no tan distante, al depositar el proyecto de ley suyo al Congreso con esos fines, escamoteado por congresistas republicanos de ambas cámaras con fines politiqueros, sin reflexionar que esa actitud es un boomerang para fines electorales orientados a 2017 cuando los norteamericanos escogerán en la consulta de ese año al relevo del presidente Obama.

En la vida, como en la política, las actitudes personales son expresiones nítidas de un karma que se devuelve hacia quien lo genera con la misma intensidad con que se lanza, afirman los monjes budistas tibetanos seguidores del Dalai Lama, que llaman “la ley universal”.

Esa ley universal, ese karma que es invariable en su concepción anímica y en el ritmo impulsor, varió su regla de cadencia inmutable, cuando el 14 de este mes, los republicanos propinaron una zurra en las elecciones de medio término al presidente Obama y al Partido Demócrata, dominando por completo el Congreso.

Fue antes de ese evento comicial, no después, cuando el presidente Obama debió usar sus facultades y promulgar la orden ejecutiva que le faculta la Constitución estadounidense para situaciones emergentes, como disponer acciones militares usando la prerrogativa de supremo comandante en jefe que asumieron en Corea en 1951 el presidente Harry Truman con el desembarco en Inchón; el presidente Lyndon Jonson disponiendo minar el golfo de Tonkín de Vietnam e invadir nuestro país, ambos en 1965 y el presidente Richard Nixon con los bombardeos de saturación en Hanoi y Kampuchea en 1971, sin el aval congresional ninguno de los tres.

Los ejes que definen la orden ejecutiva migratoria del presidente Obama tienen sus soportes interpretativos en tres direcciones: seguridad fronteriza, ahora mayor con los drones y usando menos los border patroll; seguridad fronteriza con nueva política de deportaciones; aumento de los plazos para que un número mayor de indocumentados regularice su deportación, y finalmente modificación para reunificar familias por estudios y labores especializadas, no recogiendo frutas en los valles de San Fernando, Napa y San Jacinto, sino las opciones participativas en Silicon Valley para proseguir revolucionando la era de Google y Microsoft.

En la actual coyuntura, no obstante las fanfarronadas de John Boehner, republicano de Ohio que preside a los diputados, como su parigual del senado, Mitch McConnell de Kentucky, de amenazar a Obama inclusive con un juicio congresional, son en realidad pompas de jabón que refrendarán la medida ejecutiva, porque de insistir, la marea republicana de las elecciones pasadas en su favor se revertirán hacia el Partido Demócrata, objeten o aprueben la ley ejecutiva, vale decir, hacia Hillary Rodhan Clinton que será la candidata a las elecciones presidenciales de 2017 y casi segura primera presidente de la potencia ya no tan unipolar planetaria con el surgimiento de China como número dos y la Rusia de Vladimir Putin con sus enormes reservas de combustibles fósiles, su monopolio del gas europeo, su insoslayable poder nuclear y sus recientes amarres de programas con Xi Jin-ping, número uno de la ciudad prohibida.

Recordando a los republicanos que Obama superó el crack de 2008; no envió a un solo norteamericano a morir en Afganistán é Irak, y el 2 de mayo de 2011, un comando élite de Seals-Navy eliminó a Osama Bin Laden en su escondrijo de Abbottabod, Pakistán, ajusticiando al cerebro diabólico que explotó las Torres Gemelas de Battery Place de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.

El Nacional

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