Políticos pedestres y de perfil medio los hay por doquiera.
Líderes con capacidad para oler detenidamente el raro jardín de las de las certezas e impregnarse de la fragancia de la historia, no abundan en ningún lugar.
Dirigir por dirigir no forja el sustrato elevado de un liderazgo orgánico y de contenido perdurable.
Mandar es relativamente fácil. Hasta un niño lo puede hacer en un momento cualquiera.
Aprender a compartir la autoridad, poseer una visión amplia de lo conveniente (y no sólo lo conveniente, sino lo justo), comprender el mundo intrincado de los procedimientos del poder de decidir, son atributos clave del liderazgo de aliento prolongado.
Todo líder lo es primeramente en el orden moral, dado que un espíritu de ejemplaridad lo debe acompañar como un traje inmutable, sumado a su visión ética que deberá ser emulada por sus discípulos, pues se trata siempre de un maestro jamás de un cínico ni un simulador parapetado en la propaganda y en la distribución indiscriminada de recursos propios o ajenos.
Y menos aún de la profusión propagandística invasiva y estratégica que nunca ha forjado un liderazgo verdadero que pudiera ser tomado en cuenta en la sala sacrosanta de los inmortales..
Parece que algo de innato hay en ello puesto que de no ser así esos iluminados que a una leve señal de sus dedos mueven mundos y deciden el curso del devenir abundarían como la verdolaga.
Los procesos intangibles de la historia, aquellos que mueven el firmamento mismo del porvenir se unen al tiempo y a la conciencia de la historia para decidir quien se lleva la anhelada presea que le permitirá ascender al olimpo de los elegidos.
Ese cielo es amplio y sereno pero no todo el mundo cabe ahí.
Hay que poseer atributos que resultan inalcanzables a la estrechez de mira, al hartazgo inmediatista, a la satisfacción efímera.
Un líder altamente perfilado no es exactamente un semidios.
Es un ser capaz de cometer errores y de confesarlos con la humildad que no tiene por qué desconocer en su segura condición humana.
Nadie es líder sólo porque se lo crea firmemente a partir de atributos artificiosos que le asignen sus secuaces interesados en compartir la carroña.
Tampoco lo es porque forje víctimas a granel a su paso presuroso por los carrilles tumultuosos de este ahora umbrío poblado de incógnitas.
Un lider no es jamás un toro dispuesto a embestir azuzado por las emotividades interesadas o no.
Aquéllos dirigentes que el momento preciso a ungido bajo esa condición indudable
Se resisten firmemente no sólo a mostrar emociones en su forja diaria sino ni siquiera a permitir que esa fase impulsiva de la condición humana le domine y le lleve al error y a la efusión esa adrenalina tóxica a la gestión especializada que es su causa primordial dado que desarrolla un rol puntual digno de la creación de historia.
UN APUNTE
Liderazgo
El filósofo Hugo Landolfi define al liderazgo como: El liderazgo es el ejercicio manifestativo de las actualizaciones y perfeccionamientos de un ser humano, denominado líder, quien por su acción se coloca al servicio del logro, a través de una misión, de uno o varios objetivos propuestos.

