El retorno a la nueva normalidad es un proceso lento y difícil, que requiere de una diligente gestión de riesgo por parte de la ciudadanía para evitar retrocesos como los que han sufrido otras naciones que después de mitigar la propagación de la covid-19 han vuelto a convertirse en epicentro de la pandemia.
Contener cifras sobre contagios y muertes, y consolidar logros en recuperación de infectados y prevención del coronavirus ha sido fruto de un largo y aciago proceso de ingentes abordajes sanitarios, económicos y sociales, por lo que sería una pena que por inconducta colectiva se produjera un rebrote epidémico.
El sacrificio de miles de médicos, enfermeras, laboratoristas, camilleros, choferes de ambulancias y otros trabajadores inmersos en la primera línea de combate contra la covid-19 no tendría ningún valor si no cuenta con el respaldo cívico de la población.
La primera fase de retorno a la “covidianidad”, concluye el 3 de junio, tras lo cual las autoridades evaluarán si estarían dadas las condiciones para mudar el siguiente paso, lo que dependerá del nivel de obediencia y disciplina asumida por los ciudadanos en lo relativo al distanciamiento social y uso obligatorio de mascarillas.
El ministro de Salud, Rafael Sánchez Cárdenas, ha advertido que los efectos del impacto positivo o negativo que tendría el primer tramo de vuelta a las actividades productivas, se sabrá con certeza dentro de 14 días, periodo de incubación del virus.
Es mucha la gente que parece no entender que la covid-19 es una enfermedad altamente contagiosa, generalmente asintomática y con elevada vocación de letalidad, que sin embargo se previene con agua y jabón, mascarillas sobre boca y nariz y con el aislamiento social.
Sociedades con elevados estándares de educación y consolidadas economías han sufrido cruentos fracasos al intentar retornar a la normalidad, por lo que sufren hoy rebrotes de la pandemia que provocan más muertes, contagio y agravan las crisis financieras.
Los ciudadanos deben aquilatar la irrenunciable obligación de cumplir con el protocolo de prevención de la covid-19, que incluye uso obligatorio de mascarillas, lavarse las manos con agua y jabón y observar la regla del distanciamiento físico. No es justo que lo que se ha logrado se pierda por desobediencia o indiferencia.

