
Fotografía de un artesano armando un cigarro en la tabacalera Quesada Cigars el 1 de agosto de 2025, en Santiago (República Dominicana). EFE/ Orlando Barría
Santo Domingo.- El tabaco, declarado patrimonio cultural de la República Dominicana, vive su mejor momento con cifras récord en exportaciones y un reconocimiento internacional que consolida al país como potencia mundial del cigarro.
Este es un sector que huele a historia, a tradiciones y a tierra fértil, donde la maestría de sus artesanos, los aromas y un centenario trabajo manual se entrelazan con cifras millonarias y un profundo orgullo nacional.
Más exportaciones y más empleos
“El tabaco dominicano está en su mejor momento”, afirmó a EFE en una entrevista Iván Hernández Guzmán, director del Instituto Nacional del Tabaco (Intabaco), organismo encargado de atender las necesidades de los participantes del sector, promoviendo y ejecutando políticas públicas.
Las exportaciones anuales del tabaco suman 1.340 millones de dólares, es decir, el 10 % del total de las exportaciones nacionales, de acuerdo con el funcionario.

Además, esta industria genera más de 122.000 empleos directos y miles de indirectos, indicó el presidente del país, Luis Abinader, hace unos días durante su encuentro semanal con la prensa, donde ofreció alentadoras cifras de esta industria.
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En 2022, el Gobierno declaró el tabaco y el cigarro dominicano patrimonio cultural de la nación, con el objetivo de proteger, conservar y promover su valor histórico, cultural y económico.


“El cigarro dominicano es de las pocas cosas que podemos hacer con el suelo dominicano, con el sol dominicano, con la lluvia dominicana, con una semilla producida en República Dominicana y que al final se traduzca en un producto que lo puede recibir un rey, un presidente o cualquiera que quiera degustar un buen cigarro”, indicó Hernández Guzmán.
Tradición, arte e identidad cultural
La cosecha del tabaco es un ritual que se ha transmitido de generación en generación, donde son los agricultores, con el sol sobre sus espaldas, quienes cuidan cada planta.
En el interior de la planta tabacalera Quesada Cigars, en la provincia de Santiago (norte), decenas de artesanos mueven sus manos con una precisión casi coreográfica, seleccionando y enrollando cada hoja, dándole forma hasta que llegan a convertirlos en el preciado producto de exportación, según observó EFE durante una visita.
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El aroma de las hojas inunda el lugar y se mezcla con humo que van fumando algunos artesanos, mientras otros separan las hojas, las estiras y les ponen los anillos de la marca.

Todo este proceso siempre es acompañado por merengues que suenan de fondo y ayudan a mover las manos y también el cuerpo. Raquel Quesada y su hermana Patricia forman parte de la quinta generación de la Familia Quesada y dirigen la fábrica con más de un siglo de historia, donde mantienen viva la tradición de elaborar cigarros premium.
“El posicionamiento actual del tabaco dominicano es el resultado de una combinación de factores- la calidad excepcional de nuestras tierras, el conocimiento transmitido por generaciones de tabaqueros y un enfoque estratégico en la construcción de marca país”, señaló Raquel.
La apuesta por la excelencia artesanal, junto con la profesionalización del sector y el impulso a la internacionalización, “han permitido que el cigarro dominicano no solo mantenga su prestigio, sino que amplíe su presencia en mercados exigentes y sofisticados”, agregó en declaraciones a EFE.


Para Raquel “es esencial seguir fortaleciendo su posicionamiento como marca país, no solo es una estrategia económica, sino un acto de preservación cultural».
“Actualmente tenemos 29 zonas tabacaleras distribuidas en 15 de las 32 provincias del país”, indicó el director de Intabaco.
El aroma de las grandes hojas verdes es el comienzo de un viaje que termina en las fábricas, donde los tabaqueros, verdaderos artistas de sus manos, transforman la materia prima en cigarros.
Pero, como bien apuntó Hernández Guzmán, “ese proceso maravilloso no lo hace una sola mano, desde sembrar la semilla para que salga la plantita, luego llevarla al campo y el tiempo de 70 días, la curación, la selección de las hojas, luego el preparado de todo pasa por las manos de unas 300 personas».
“Hacemos unos 182.000.000 unidades de cigarros premium a mano. Yo digo que son 182 millones de embajadores que tenemos por el mundo hablando bien de la República Dominicana”, concluyó.