La Corporación del Acueducto de Santo Domingo (CAASD) anunció que el suministro de agua se verá afectado por cinco días en 120 sectores del Distrito Nacional y Santo Domingo Oeste, por el cierre de una de las líneas del sistema Valdesia, que reducirá el caudal en 60 millones de galones.

A causa de los trabajos de corrección de una avería de gran magnitud, miles de familias estarán compelidas a ahorrar agua que llegaría a sus sectores principalmente a través de camiones cisterna o por propias redes pero con muy bajas presiones.

La gente debería saber que el dilatado periodo de sequía aún se mantiene con grave afectación sobre las cuencas pluviales de la región sur, incluido la presa de Valdesia, el principal embalse de suministro de agua al Gran Santo Domingo.

Quienes desperdician tan escaso bien, deberían estar enterados sobre el drama que padecen cientos de productores de mango, cebolla, plátanos y otros frutos, que ven perder sus cosechas en los valles de Baní y Azua, por falta de agua.

Duele saber que gran parte de la ciudadanía solo entiende la magnitud del problema cuando le afecta de manera directa, como ahora que 120 sectores del Distrito nacional y Santo Domingo Oeste estarán virtualmente secos durante por lo menos cinco días.

Desigualdad

En su homilía con motivo del Día de La Altagracia, el obispo de Higüey, monseñor Gregorio Nicanor Peña, exhortó a Gobierno y sociedad a trabajar por una mejor distribución de los bienes como forma de conjurar la desigualdad.

Inequidad y exclusión figuran como la principal taras de un sistema político que veda el sagrado principio de una justa redistribución del ingreso como arma básica para afrontar la pobreza y marginalidad.

El obispo Peña fue oportuno al clamar por el combate a la desigualdad, porque ahora se sabe que el cacareado crecimiento de la economía no basta para garantizar justicia social, que hace falta que los gobiernos aprendan a distribuir entre todos los panes y los peces.